Época de mentiras

Marco Carrión Calderón

OPINIÓN|

De nuevo debemos soportar que un buen número de sujetos y sujetas salgan de su bien merecido anonimato para tratar de conseguir, con dinero ajeno, los ansiados cargos públicos, desde la Presidencia de la República, incluidos los de ovejunos y ovejunas, y así conseguir una inmerecida figuración, pero, sobre todo, y eso es lo más importante, de enriquecimiento –así sea honradamente- y poder vivir como han envidiado a sus antecesores en esas funciones.

Entonces ahora tendremos que soportar las propagandas, escritas, televisadas, radiales, en postes, en paredes, en los servicios higiénicos, etc., de esas personas que quieren convencernos, falsamente, de que son gente honrada, de mentes lúcidas y corazones ardientes –para mencionar la más famosa e infame mentira del correato rapaz y corrupto-, de que solamente quieren esos cargos para beneficio del país, de la gente, de los pobres, en fin, de todos. Que están ansiosos de hacer que la educación llegue a todos los niños y jóvenes del país. Que haya atención de salud para el 100% de la población, de hacer carreteras de primera calidad a todos los rincones, de terminar con la desigualdad de género y de toda clase, de dar trabajo a todos los que lo necesiten, de hacer cientos de miles de casas y a precios muy bajos, luchar contra la corrupción, etc.

Me faltaría espacio para mencionar todos los ofrecimientos de esas gentes ansiosas de poder y dinero. No escatiman mentiras con la finalidad de hacer posible sus ambiciones. Los más avispados contratan asesores de imagen y de propaganda. Ensayan las más seductoras y falsas sonrisas, los vestidos más atractivos y juveniles. Besan y amarcan a los niños pobres, disimulando el asco por sus caritas sucias y mocosas.

Todo tendremos que soportar hasta el hastío. ¡Y lo peor es que la gente les cree! ¡Horrible época se avecina! (O)