Uruguay: referente democrático

Edgar Pesántez Torres

El país más pequeño de América del Sur, la República Oriental del Uruguay, ha sido referente para el mundo en muchos aspectos culturales, políticos, sociales, deportivos… Pero valga esta vez resaltar el espíritu democrático y la madurez intelectual de sus líderes políticos, que contrasta con la sarta de despreciables de la región.

Este país también padeció una década de dictadura (1973-1981) con Bordaberry, Demicheli y Méndez, que forzó el exilio del 15 % de la población y creó una «cultura de miedo” dentro y fuera del país, situación que no atemorizó a la diáspora uruguaya y, por contra, desde el exterior sus líderes trabajaron por la recuperación de la democracia.

Reinstaurado el orden constitucional con el presidente Julio María Sanguinetti, el Estado ha ido alternando con tres partidos políticos: el Colorado, el Nacional y el Frente Amplio, todos con ciudadanos ponderados que aprendieron de la nefasta dictadura y honraron a su país y a la vida de derecho con trabajo ponderado y sin odios ni resentimientos, menos con tratas para que sus oponentes fracasen.

Sin claudicar en sus posiciones ideológicas y políticas, los partidos de derechas e izquierdas contribuyeron desde el poder y la oposición al bienestar de la nación. Jamás cayeron en la diatriba, la venganza y el odio, como ha ocurrido en otros lares. Hace poco fue derrotado el Partido Popular que estuvo en el poder los tres últimos periodos: dos con Tabaré Vásquez y uno con José Mujica. En la última contienda perdió el PP con mínimo margen, aceptaron los resultados sin dilaciones y ofrecieron contribuir con el nuevo Gobiernos desde el contrapoder.

Recientemente dos de los expresidentes más representativos que fungían de senadores dieron un pie al costado, considerando sus edades y el peligro que conlleva la pandemia. Sanguinetti y Mujica renunciaron sus cargos el mismo día y se despidieron con sonrisas, abrazos y frases fraternas de grandes uruguayos.

Los dos fueron adversarios toda la vida, pero ninguno sembró en sus jardines de vida ni odio ni venganza. El uno con corbata y el otro sin ella, con inteligencias superiores, encontraron grandes concordancias para la Patria. Al final demostraron que en democracia más importante es salir que entrar para el bien común. (O)