A Fernando tuve la grata oportunidad de conocerlo hace tres décadas, dirigiendo los Planes de Ordenamiento Territorial del Noroccidente del Pichincha para las bellas localidades de Santo Domingo de los Colorados como son: Nueva Israel, La Abundancia, San Miguel de los Bancos, Mindo. Su sólida formación profesional como arquitecto urbanista, su liderazgo y tenacidad, le permitieron alcanzar un trabajo de calidad, con sensibilidad a las necesidades de los habitantes.
Al ser nominado como Director de Planificación Municipal de Cuenca, lo primigenio fue dotar a la ciudad de una Ordenanza de Uso y Ocupación del Suelo, para que el crecimiento de la urbe sea ordenado, cuidando el espacio público, la riqueza natural. Sus conocimientos fueron adquiridos durante su formación de postgrado y doctorado en ciudades españolas. Un cuerpo normativo de tan gran nivel no se ha podido replicar hasta ahora con los sucesores.
ETAPA, la primera empresa municipal del cantón fue usualmente conducida por buenos administradores, pero con Fernando como primer personero se superaron las consecuciones antes alcanzadas, con capacidad ejecutiva y de organización, su trabajo incansable, cuidando la calidad de los servicios básicos para los conciudadanos, con honradez acrisolada.
Pero la mayor parte de su corazón y su talento reconocido han estado para la academia, en formar jóvenes arquitectos con rigor científico y conciencia social. Centenares de localidades y ciudades de la región han sido beneficiadas con la planificación desarrollada por sus discípulos, con la dirección de este Maestro virtuoso.
Su gran capacidad, larga experiencia pública, privada y docencia, constante formación interdisciplinaria son méritos suficientes para tener en Cuenca un burgomaestre de lujo, brillante director de SEMPLADES o un excelente Rector de la histórica Universidad de Cuenca. (O)
