La árbitra cuencana Verónica Guazhambo anhela dirigir una final

La azuaya es la primera árbitra central en dirigir un partido en el ascenso; actualmente cursa el último ciclo la U. de Cuenca

Luego de cuatro temporadas de formación, la árbitra cuencana de 25 años, Verónica Guazhambo cumplió uno de sus sueños. Estuvo designada como juez central del partido entre Estudiantes y San Pedro del Pongo, disputado días atrás en el Torneo Provincial de Segunda Categoría en el Azuay. 

Aunque tuvo que esperar mucho tiempo para el momento indicado, ‘Verito’ como la llaman sus compañeros, nunca descuidó su preparación física y académica, pues sabía que su anhelo pronto se cumpliría.

Guazhambo incursionó en el 2017 (21 años) en el mundo del arbitraje, aunque en ese entonces su atención no se centraba tanto en estar en las canchas como jueza, sino que su gusto se centraba más por el fútbol, ya que en su antecedente marca su paso por la Selección Interparroquial de Sayausí, en donde creció y vive actualmente. Su madre Martha Chacho y el profesor Flavio Lucero, influyeron para que se inculque en esta profesión.  

“La verdad no  estaba al tanto de lo que pasó en aquel día. La designación fue sorpresiva y no la esperaba… ya que siempre estaba como cuarta árbitra, sin embargo, a través del sistema COMET me llegó la notificación para ser la central. Tomé esta decisión con mucha responsabilidad (sonríe)”, comentó la azuaya, quien actualmente cursa el último ciclo en la carrera de Cultura Física en la Universidad de Cuenca.  

Arbitraje

Ese día del cotejo, entre Estudiantes y El Pongo, los nervios y la ansiedad marcaron a la referee, sin embargo los consejos de sus compañeros, David Sari y Andrés Tola, sirvieron para que la jornada no se torne complicada. “En el camerino tenía nervios y tenía miedo de salir al campo, allí, los jugadores de ambos equipos se sorprendieron, pero ya en el partido, luego de tres minutos me sentí cómoda y cumplí un buen trabajo, pero siempre queda algo por mejorar”, dijo.

Vero Guazhambo, desde sus inicios ha tenido que combinar el trabajo de árbitro con su rol de madre, además de asistir a clases. A más de su mamá, su padre Ángel Guazhambo y sus hermanos, Tiffany de 15 años y David de 16, han sido pilares  para continuar con su carrera y la vez para estar dentro de las canchas; allí tiene que lidiar con reclamos de entrenadores y jugadores que viven intensamente los juegos, “me levantaba a las 05:30, mi hijo Thiago Pangol pasaba de casa en casa, por mis actividades, pero no me di por vencida y he podido sobresalir. Es un orgullo pertenecer a la Asociación de Árbitros Profesionales del Azuay”. 

Compartir el camerino con sus compañeros no ha sido tarea sencilla. Sin embargo, con una sonrisa cuenta que sus colegas mantienen siempre el respeto y dentro de los estadios son una familia arbitral.

Esta nueva generación de árbitros divide su tiempo con otras actividades. Por ejemplo Guazhambo, entre su principal sustento están sus clases como profesora en la Academia Atenas, en donde desde hace un mes entrena a las categorías, desde las cinco años hasta los 12.

“Tener la escarapela FIFA, es uno de mis objetivos, sin embargo, vamos paso a paso. Como referente siempre la tengo presente a Mónica Amboya, ella es una inspiración para nosotras. Por ahora, espero que pueda estar en alguna semifinal en Segunda Categoría o en la final de la Superliga Femenina; tengo también la aspiración de graduarme y prepararme como docente”, añadió. (IAA) (D) 

DATO: La cuencana, quien dio sus primeros pasos en los Árbitros Amateur de Sayausí, ha estado como jueza central en siete partidos de la Superliga Femenina y en dos del ascenso Azuay.    

   PIE DE FOTO. Veronica Guazhambo en el partido entre Estudiantes y El Pongo, en el que fue designada como árbitra central. Cortesía 

PIE DE FOTO: La jueza cuencana también dirigió el último fin de semana el cotejo entre Estudiantes y Cuenca FC. Cortesía