El agua da verdor a sus huertos

Las integrantes de la asociación de agroproductoras “Virgen del Cajas”, de la parroquia Sayausí, reutilizan el agua para elaborar abono. El líquido lo obtienen del riego incluso de lavar utensilios de cocina y ropa. XCA

En los sectores rurales se aplican estrategias para controlar el uso del líquido vital.Las asociaciones apuestan al ahorro del agua para realizar sus actividades agrícolas. 

“El agua debe ser cuidada desde la fuente hasta el destino final, en este caso, la agricultura”, Gregorio Villacís, productor de San Joaquín. 

El agua que llega desde los sistemas de riego comunitarios, de la lluvia e incluso con la que se lavan los utensilios de cocina y prendas de vestir. Ese líquido lo reutilizan los agroproductores para irrigar sus huertos.

Cuenca y la provincia del Azuay se caracterizan por amplias zonas de tierras que se destinan a la producción agrícola. En cada rincón se encuentra, por lo menos, a un agricultor labrando la tierra con el anhelo de una buena cosecha de hortalizas, legumbres y plantas frutales para llevarlos a vender en los mercados.

En el proceso confluyen tres factores importantes: agua, tierra y clima. El agua es abundante en ciertos sectores, mientras es escasa en otros lugares debido a las condiciones geográficas. Los productores se las ingenian para acceder al líquido.

Mujeres 

En sus labores diarios no desperdician casi nada de agua. Dolores Palaguachi, de 45 años de edad, junto con sus compañeras de la asociación “Virgen del Cajas”, acostumbra a recoger en baldes el agua de riego que usan también para lavar los platos y la ropa. Luego la reutilizan en la elaboración de abono.

Dolores es integrante de una de las 13 asociaciones de agroproductores entre jurídicas y de hecho que existen en la parroquia Sayausí, ubicada al oeste del cantón Cuenca. Las organizaciones se constituyen, en su mayoría, de mujeres, quienes han tomado la iniciativa en sus hogares para sacar adelante a sus hijos.

La asociación “Virgen del Cajas”, del sector Marianza, se formó hace unos siete años. La integran en estos momentos 14 agroproductoras, de entre 25 y 60 años de edad.

Ellas tienen su propia armadura para trabajar, donde nunca faltan las botas “siete vidas”, una chompa de lana para el frío, además de una gorra o sombrero que sostenga su cabello y las proteja del sol.

Del sistema de riego Marianza-Gulac se abastecen sus huertos, que se ubican en las márgenes del río Tomebamba. Los terrenos están rodeados por imponentes montañas, en los inicios del Parque Nacional Cajas.

Asimismo, ellas aprendieron a optimizar el agua que usan en sus casas para mezclarla con detergente y preparar una especie de fertilizante para regar, mediante una bomba, las plantas. Así combaten los riesgos de la presencia de insectos y otras enfermedades que afecten la producción.

También saben como aprovechar del agua lluvia para sus actividades. Rosa Jarama, de 57 años e integrante de dicha asociación, coloca debajo de las esquinas del techo de su casa grandes recipientes para almacenar ese líquido. Este se lo usa, sobre todo, en tiempos de sequía para regar los cultivos, limpiar chancheras y otras actividades.

Riego 

El sistema de riego San Joaquín beneficia a cerca de 250 productores de esta parroquia cuencana, donde la agricultura es parte de la identidad y herencia familiar. El canal tiene más de cuatro kilómetros (km) de longitud.

Uno de los beneficiarios es Gregorio Villacís, de 56 años, del sector Balzay Alto, quien lleva más de cuatro décadas dedicado al cultivo de una variedad de hortalizas y legumbres.

Para Villacís, la forma como se utiliza el riego es la clave para optimizar el agua y no despreciarla.

Las redes secundarias (tuberías) que parten de la matriz de riego deben estar en buen estado para evitar filtraciones y que provoquen la erosión del suelo. Asimismo, él recurre a tres formas de regar los terrenos: por goteo, aspersión y microaspersión.

Los productores cumplen una ardua labor que conlleva una responsabilidad con el medioambiente. El agua es fundamental, su cuidado y optimización es el reto principal.

Asistencia y tecnología son instrumentos esenciales.

Sensores digitales en el suelo

Gerardo Villacís, de San Joaquín, acciona el sistema por aspersión para regar sus huertos. XCA

El apoyo técnico debe ser una constante para capacitar a los productores.

El uso eficiente del agua en los sistemas de riego, sensores digitales para monitorear la cantidad del líquido en el suelo, así como sistemas de cultivo hidropónicos son parte de las estrategias para optimizar el agua en la producción agrícola.

Según Pablo Quichimbo, docente e investigador del departamento de Recursos Hídricos y Ciencias Ambientales de la Universidad de Cuenca, en los sectores donde no existen sistemas de riego, ni tampoco drenajes se genera el desperdicio del agua.

La utilización de sensores digitales es una alternativa para la agricultura. Estos dispositivos determinan un cálculo de cuánta agua necesita una planta en función de las características del suelo.

Los sistemas hidropónicos (cultivo sin utilizar el suelo) se usan, especialmente en la agricultura urbana. Estos sistemas representan un ahorro y conservación del agua.

Para el investigador, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Gobierno Provincial del Azuay y los municipios están en la obligación de generar programas de asistencia técnica. Estos permiten que los productores conozcan sobre qué acciones cumplir para almacenar el agua a ser utilizada en tiempos de sequía.

Por: Bolívar Pérez R.

Fotos: Xavier Caivinagua.