Exgerente de Coopera vuelve tras las rejas

La audiencia es corta en comparación a los procesos que Rodrigo Aucay tuvo que enfrentar en el pasado, pero no por eso menos importante. En 40 minutos se decide si puede o no salir de la cárcel anticipadamente.

Rodrigo Aucay, procesado por Lavado de Activos, Peculado y Violación, aguarda con una casaca naranja la decisión del juez luego que, desde septiembre del 2019, esperó que se califique su prelibertad.

Su abogado, Harrison Salcedo, indica que al haber sido llevado a prisión antes del vigencia del Código Orgánico Integral Penal (COIP) debe aplicarse en su favor el antiguo código penal.

La diferencia entres las dos leyes es una cifra, en la antigua norma la prelibertad se logra tras cumplir el 40 % de la pena, en el COIP se accede con el 60 % y esto en el caso de Aucay representa esperar a septiembre del 2022.

La audiencia inicia, junto a Aucay espera un policía, otro más vestido con traje de mariscal aguarda en la puerta, un tercero con las esposas listas espera afuera.

El abogado defensor argumenta que Aucay tiene notas de 8,5 sobre 10 en su desempeño en la cárcel, que ha aprendido agricultura, que participa de cine foros, ha estudiado, “se ha portado muy bien”.

El juez Jaime Andrade asiente ante la mirada fija de Aucay que mueve sin freno un pie izquierdo con ánimos de volver a pisar la calle.

El turno es de la representante del Centro de Rehabilitación Social de Turi, Daniela Cordero, quien asegura que sí, que en efecto Aucay “se ha portado muy bien” a pesar de que en su contra pesan tres sentencias por delitos mayores.

Pero tiene una objeción. Aucay apeló y perdió todos sus juicios y el tiempo entre cada apelación hizo que sus sentencias se ejecuten cuando el COIP ya estaba vigente, por lo que debe esperar 932 días antes de salir libre.

Aucay frena el impulso de su pie izquierdo y hunde la cabeza entre los hombros, los acreedores de Coopera que esperan en la sala la decisión del juez cambian el semblante y hasta sonríen. Es hora del veredicto.

El juez Andrade analiza los documentos de forma breve y empieza una cátedra dirigida a la audiencia para que su sentencia “sea entendida por todos”. Se dirige a las sillas mientras Aucay solo alcanza a cruzar los dedos y revisar un reglamento puesto sobre la mesa sin apenas leerlo.

El juez da cuenta de su experiencia en otros casos, hace analogías que incluyen temas como el divorcio, la silla eléctrica y la horca, tras lo cual indica lo ya sabido, Aucay no puede acogerse a la prelibertad y debe regresar a la cárcel.

La tribuna aplaude, el juez despide el juicio con un “buenos días”, el abogado de la defensa deja sentada su apelación. Todo termina.

En un respiro antes de que le coloquen las esposas, Aucay se dirige a su abogado y solo él lo entiende.

“No se preocupe” dice el defensor en voz alta mientras el exgerente de Coopera es escoltado de vuelta a las rejas.

En la sala de espera el abogado Gustavo Quito, defensor de los acreedores de Coopera comenta que aún hay personas que no han cobrado su dinero, que la cárcel de Aucay no les devuelve “la plata que perdieron”, pero les deja un sentimiento de justicia.

Lo dice antes de que otro de los presentes en la sala lo encare y le “invite” a resolver sus diferencias a los puños en los patios de la Judicatura, un show aparte que no se llega a dar.

Aucay pagó sus penas por Peculado y Lavado de Activos, está preso por violación, un delito con sentencia de 16 años de cárcel pero el fantasma de Coopera pone sombra sobre este caso y cubre a Aucay de vuelta al CRS, sin derecho a piscina ni prelibertad. (JMM) (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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