Karla Torres Arévalo ganó el “Premio Brasil Arte Emergente 2019”. Su obra “Acuérdate de mí” convenció al jurado calificador y se hizo acreedora a 3.000 dólares, más su adquisición permanente en la Embajada de Brasil. No lo creyó, todavía no lo cree, pero está convencida de que el arte tiene que generar empatía con las personas. De ahí su motivación a seguir trabajando desde el ámbito social.
Lo de trabajar con grupos de atención prioritaria se le dio desde la secundaria. Nació en Gualaquiza, hace 33 años, pero vive con su familia desde hace más de dos décadas en Cuenca. Aquí estudió en la unidad educativa María Auxiliadora y perteneció al grupo misionero. “Creería que toda la energía de mi adolescencia la enfoqué con las comunidades y me sensibilicé con las realidades del otro. Por mucho tiempo pensé que lo social siempre estaba de la mano con la religión, pero luego me di cuenta de que no era tan así”, dice.
Al terminar el colegio viajó a la cordillera de Cutucú, en la provincia de Morona Santiago. Compartió un año de voluntariado con una comunidad shuar. Al regresar, hizo el intento de estudiar Arquitectura pero no logró ingresar a la facultad. Se decidió por Artes Visuales en la Universidad de Cuenca. “ Me gustó y me gradué. Una cosa del destino, creo yo”.
Oaxaca
La obra ganadora se gestó en Oaxaca, un estado de México en el que destacan los pueblos indígenas. Desde febrero de 2012 hasta julio de 2013, Karla vivió en el internado “Laura Vicuña”, dirigido por las comunidades salesianas, y dedicado a la educación continua de las poblaciones.
La convivencia con alrededor de 50 niñas de la etnia mixe, se transformó en una relación de confianza y afecto que, motivó a la artista a recolectar en un sobre de papel, los cabellos de las niñas que encontraba en cada espacio del internado. A los pocos días de terminar su servicio, compró una servilleta de tela blanca con un estampado de flores y volvió a Ecuador con una idea.
Después de dos años de su regreso empezó a tejer en la servilleta, la frase “Acuérdate de mí”, usando como hilo el cabello recolectado. “Lo que me gustaba imaginar es que no sabía a ciencia cierta de quién era ese cabello, porque podía ser el de ellas pero también el mío. Quería, de alguna manera, traerlas conmigo. Mi abuela, madre y hermanas me decían que me iba a malograr la vista mientras tejía”.
Sin conocer sobre el Premio Brasil Arte Emergente, su amiga la animó a postular con este tejido inédito pero sobre todo, afectivo. “El ganar el Premio Adquisición fue una alegría porque ya había postulado a varias convocatorias sin conseguir nada. Este reconocimiento me devolvió la confianza y por supuesto, el impulso para seguir trabajando con lo que realmente me identifico: las temáticas sociales”. Esta y las otras obras ganadoras de la convocatoria, permanecerán en el Centro de Arte Contemporáneo, hasta el próximo 12 de abril.
Trayectoria
Desde que arrancó su carrera profesional, Karla Torres se ha empecinado en fusionar el arte con el trabajo social. Su empeño aumentó al ganar una beca para realizar la maestría en Educación Artística en Instituciones Sociales y Culturales, en Madrid, España.
Antes de su viaje impartió talleres a jóvenes con discapacidad intelectual, mujeres privadas de la libertad,y mujeres víctimas de violencia de género. Para ella, “el arte contemporáneo debe generar empatía, y si provoca rechazo también es válido. Lo que realmente importa es que logre una reacción en quien lo contempla”. (IAJ)-(I)