Un falso rojo

Mario Jaramillo Paredes

OPINIÓN|

Tiene razón el Gobernador del Azuay cuando sostiene que Cuenca se encuentra en un falso rojo. El COE cantonal decidió mantener en rojo el semáforo, pero en la vida diaria lo que se ve es un amarillo intenso y, en varios casos, un verde pálido. Este daltonismo no es bueno pues confunde a la ciudadanía y alienta la desobediencia. Es un retorno al viejo sistema aplicado en América colonial de que las leyes “se acatan, pero no se cumplen”.

La crítica ciudadana mayor durante la semana pasada y lo que va de la actual hizo referencia a que no se cumplía ni se hacía cumplir la restricción en la circulación de vehículos. Numerosos ciudadanos no han obrado correctamente. Han salido en sus vehículos sin respetar las disposiciones sobre placas y días. Otros han obtenido salvoconductos irregulares que no responden a las causas que permiten tener ese documento. Los pilas son más- muchos más como en el correísmo- que los zanahorias.  Las autoridades y agentes de tránsito no han podido detener a todos los infractores porque simplemente es imposible hacerlo ante el creciente número de personas que por diversas razones -algunas válidas- sacan sus vehículos.

El tema de fondo es a estas alturas reabrir las actividades con controles y observando los protocolos de bioseguridad, antes que vivir en un “falso rojo” y hacerse de la vista gorda ante la creciente desobediencia. Algunos locales comerciales que abrieron sus puertas esta semana lo hicieron muy bien, cumpliendo con las normas de seguridad. Controlar esas medidas y aumentar en la mayor medida posible la aplicación de pruebas de diagnóstico del Covid-19, es el camino correcto que está siguiéndose en todo el mundo. No hay que inventar el agua tibia.  (O)