Sobre el mandato popular

Juan F. Castanier Muñoz

En relación con los derechos ciudadanos, el artículo 61, numeral 6 de la Constitución, dice: Revocar el mandato que hayan conferido a las autoridades de elección popular. Mientras en el tema de las responsabilidades, el artículo 83, numeral 17, dice: Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país, de manera honesta y transparente. Según la enciclopedia Wikipedia “el mandato es el poder conferido por una persona (mandante) a otra (mandatario), para que pueda actuar en su representación”.

El 29.11% de los electores azuayos eligieron en marzo del año pasado al señor Yaku Pérez como Prefecto provincial, tomo posesión de tan alta función en mayo y ahora, cumplido un poco más de la cuarta parte del período para el cual fue electo, va a tener que renunciar a la prefectura para candidatizarse a la presidencia de la república. ¿Es correcta la posición asumida por el señor Pérez? Desde el punto de vista legal parece no existir infracción, pero ¿y desde el punto de vista ético, moral? Es correcto que mientras el 29.11% del electorado azuayo confirió el MANDATO al señor Pérez para que, en su representación, ejerza el cargo de Prefecto hasta mayo del 2023, salga ahora con la novedad que va a renunciar al MANDATO recibido ¡y san  se acabó!

Son expresiones comunes de ciertos líderes políticos el referirse al pueblo como “el soberano”, como “el mandante”, como, en suma, “el que tiene la última palabra” y cuyas aspiraciones hay que respetarlas llueva, truene o relampaguee. En el caso que nos ocupa ¿qué pito toca ahora “el soberano” que eligió al señor Pérez para que cumpla, exactamente, un período de cuatro años frente a la prefectura del Azuay? ¿no les parece amables lectores que se trata, salvo que me encuentre total y absolutamente desubicado, de un incumplimiento frente a la “voluntad popular”, al MANDATO de la mayoría de los electores, a lo expresado por “el soberano” en las urnas electorales? Porque de otra manera, entonces, sería sumamente fácil que, hallándose en el ejercicio de un cargo de elección popular, surge otra opción, armo las maletas y ¡me mando a cambiar! (O)