El Reino de lo Efímero

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Hace poco, en restaurant local, alguien ordenaba una hamburguesa que, a juzgar por la fotografía del menú, resultaba excepcional. Un producto que, hechas las cuentas, nada tenía que ver con ese minúsculo híbrido entre una galleta y un sándwich que fue lo que en verdad le sirvieron al tiempo que le indicaban que la fotografía la habían bajado del Internet y esa hamburguesa, en realidad, no la habían preparado jamás ni tenían intención de hacerlo. Y pensaba entonces ¿es esto publicidad o simplemente picardía? Pues bien, en este mundo donde todo expira y se vuelve chatarra a velocidades vertiginosas, habría que preguntarse los verdaderos propósitos detrás de la ametralladora de publicidad, imágenes, modas e ídolos que llamamos sociedad moderna.

Compulsivo juego que invita a una fiesta de la que la realidad nos excluye. Espejismo que se estrella contra el alto muro impuesto por la agonía de la naturaleza y la poca o ninguna capacidad de consumo. Y claro, ¿Qué hacer cuando se confunde la calidad de vida con la cantidad de cosas? ¿Qué sucede en la sociedad cuando ser significa tener y la publicidad manda a consumir lo que la realidad impide? Pues los alarmantes niveles de violencia de las sociedades modernas, no pueden dar una buena idea de la respuesta.

Y mientras tanto, el engranaje publicitario, siempre en marcha, pone a ejércitos de técnicos a investigar y desentrañar los más recónditos secretos de nuestras aspiraciones para conducir la mente y dictar la conducta. Realidad dónde las imágenes y los sonidos lo saturan todo, conforme el éxito en la vida depende de un desodorante, un vaquero que fuma compulsivamente se convierte en el estereotipo del hombre y una absurdamente delgada modelo en modelo a seguir por incontables adolescentes cautivas y ajenas a los desastrosos efectos en su salud. Y esto sin contar a los políticos populistas que se valen de la publicidad para vender imágenes mediáticas que se desvanecen unas pocas horas después de la elección.  Un todo estridente que juega con la vulnerabilidad de los niños, convierte a la mujer en un objeto sexual de calendario y olvida al ciudadano por el consumidor… (O)