El Mercurio conversó con Fernando Callejas, presidente del Comité de Ética de la Asamblea, sobre las reformas anticorrupción.
Con usted a la cabeza ha retornado el Comité de Ética para juzgar a los asambleístas ¿su eliminación en el 2010 facilitó los actos corruptos en el Legislativo?
No sé por qué se lo eliminó, yo creo que con su existencia varias barbaridades que se han cometido tal vez no se habrían dado, si bien se mantuvo la Comisión de Fiscalización, que es donde se pudo conocer ciertas denuncias contra asambleístas, este Comité tiene esa función prioritaria, fundamental y única, ya no hará falta crear comisiones temporales para que investiguen.
¿Cómo se puede acceder a este Comité?
La denuncia la puede colocar un asambleísta o un funcionario legislativo, si logra este probar su acusación, se le garantizará estabilidad laboral, pues muchas veces no denuncian por temor a quedarse sin trabajo.
Mientras no exista un reglamento, el Comité carece de reglas claras ¿cómo están trabajando pese a eso?
Nos estamos reuniendo por auto convocatorias, mientras no tengamos el marco legal. Lo que realmente nos preocupa es que no podamos investigar de oficio y no se nos permita investigar denuncias anteriores que no fueron tramitadas, hemos solicitado al presidente de la Asamblea que nos las remita, todavía no nos contestan.
¿No existirá duplicidad de funciones con la Comisión de Fiscalización?
De ninguna manera, el Comité tiene una función puntual y específica, qué es el conocer denuncias en contra de los asambleístas que hayan infringido la ley, mientras que la Comisión de Fiscalización tienen una labor muy puntual y más amplia, qué es tramitar un juicio político en contra de alguna autoridad.
De la conformación del Comité de Ética se ha hablado desde hace tres años ¿por qué se lo aprueba ya casi al final del período legislativo?
En este caso se debe nombrar el adagio popular ¡más vale tarde que nunca!, también hay que considerar que implicaba una reforma a la Ley Orgánica de la Función Legislativa, la cual fue publicada el 10 de noviembre. Lamentablemente en la Asamblea los tiempos son demasiado prolongados y hay comisiones que se toman demasiado tiempo para conocer las reformas, a veces no hay la celeridad que se necesita.
La Asamblea estaba en deuda con las leyes anticorrupción, ahora las está aprobado por presión del FMI ¿podemos tener la seguridad de que no fueron hechas al apuro?
No es cierto que se haya actuado de manera acelerada en la aprobación de las reformas al Código Orgánico Integral Penal en materia anticorrupción, pues fueron planteadas años atrás, yo hace 3 años planteé una serie de cambios que incluían el considerar a los delitos contra el erario público como delitos de lesa humanidad, no se lo incluyó, porque se dijo que no se podía caer en el populismo penal, pero en realidad la iniciativa del Gobierno de ley Anticorrupción se empató con las otras iniciativas presentadas por asambleístas. Y sí, efectivamente el pedido del Fondo Monetario Internacional aceleró las cosas y está bien que además de darnos oxígeno a nuestra economía también nos diga que hay que luchar contra la corrupción, que nos pida aprobar la ley, es una iniciativa bienvenida, porque la corrupción es un cáncer que está carcomiendo nuestra sociedad, yo no estoy de acuerdo en pensar que se ha violentado nuestra soberanía,
¿Los cambios legales garantizan que los hechos de corrupción no se repetirán?
Va a existir muchas trabas, hay que cerrarle las puertas a la corrupción. También se está reformando la Ley de Contratación Pública, para evitar la contratación directa y a dedo. Además, estoy presentando la reforma a la Ley de Empresas Públicas, para terminar con el giro específico de negocio que se inventó el correísmo y que ha permitido los más grandes abusos y latrocinios, ahora se exigirán varios requisitos y se establecerá la veeduría ciudadana, porque de lo contrario, hacen lo que les da la gana y ahí están los ejemplos de todo lo que se ha dado en esta época de pandemia.
¿Cómo las reformas al COIP van a ayudar a luchar contra la corrupción?
Queda todo perfectamente tipificado, pueden decir que mucho de lo que contiene ya está en el COIP, pero no está por demás dejarlo definido. Se tipifica el sobreprecio, que es algo de lo que nos espantamos durante la pandemia; y el delito en el sector privado, las sanciones son mayores si se comete en el marco de un estado de excepción. Se sanciona la obstrucción a la justicia; quien incurra en los delitos pierde los derechos de participación, la posibilidad de hacer contratación pública o de participar en una elección pública.
¿Cómo beneficiará el retorno del informe previo de Contraloría para ejecutar una contratación?
Es importante, pero será solo para ciertos montos superiores, porque hay que aceptar que este requisito llevaba demasiado tiempo, Contraloría y Procuraduría deberán cumplir con los tiempos perentorios.
La Ley de Extinción de Dominio, venía avanzando incluso antes de las reformas al COIP ¿por qué no se la sometió a debate antes, es cierto que por falta de acuerdos?
Si bien es cierto que se debe buscar acuerdos con los jefes de bancada, sobre todo por la comunión que debe de existir con el presidente de la Asamblea Nacional creo que, si se llega a un punto en que una bancada no está de acuerdo, eso debe llevarse al pleno, que se conozca quienes se oponen, pero no se puede estar esperando una unanimidad de criterio. El presidente de la Asamblea se comprometió a someterla a debate en medio de la vacancia y debe cumplir su palabra.
¿Por qué es importante la aprobación de esta norma?
Porque es una vergüenza y una afrenta a los ecuatorianos que los pícaros que se han robado millones de dólares tengan la posibilidad de acogerse a prelibertad y en unos dos años salgan a disfrutar de los millones mal habidos, con esta ley se evita que quienes hayan cometido delitos contra la fe pública se beneficien de estas ventajas y se les quitan los bienes y el dinero robado, porque actualmente hay una impudicia total y al ladrón no le importa que le señalen con el dedo porque ha sido un pícaro, si al final sale a disfrutar de los millones mal habidos. (I)