Sobre ponchos y cuellos blancos….

Mario Jaramillo Paredes.

Por años hemos escuchado que la justicia es solamente para los de poncho y no para los de cuello blanco. Hoy y desde hace un buen tiempo, ocurre al revés en el Ecuador: la justicia se aplica a los de cuello blanco y no a los de poncho ni a los de cuello sucio.

En octubre del año pasado buena parte del país y sobre todo algunas ciudades como Quito y Cuenca fueron tomadas por grupos indígenas y cuellos sucios bien organizados. Numerosos bienes culturales de estas ciudades patrimoniales fueron destruidos o severamente dañados. La Contraloría General del Estado fue asaltada, saqueada e incendiada. Desaparecieron valiosos documentos con las huellas de las fechorías de los de cuello sucio. Eso era lo que buscaban los asaltantes. Las imágenes quedaron grabadas por numerosos medios de comunicación. Hoy, después de más de un año, no hay un solo detenido y menos alguien sentenciado. Quienes asaltaron, saquearon e incendiaron a la Contraloría, no fueron los de cuello blanco. Las imágenes muestran ponchos y sobre todo numerosos cuellos sucios.

Algunos de los dirigentes indígenas- en público y ante las cámaras de televisión- secuestraron, humillaron y maltrataron a periodistas y policías. Los rostros prepotentes de los autores están allí en las grabaciones. Pero nadie está preso ni responde por esos hechos que fueron un ruin ataque a los derechos humanos de los secuestrados. Vargas, Iza y otros caudillos radicales pasean campantes mintiendo que nada hicieron.

Los de cuello sucio que saquearon al país en los años pasados, solamente unos pocos han sido juzgados y poquísimos sentenciados. El resto disfruta de las fortunas hechas o están fugados.

Los papeles se invirtieron. La justicia funcionó para los de cuello blanco y fue ciega para los de poncho y los de cuello percudido. (O)