Un lazo, símbolo de hermandad para atletas ecuatorianos dentro y fuera de las pistas

Ser guía, una vocación pocas veces reconocida: Aunque muchas veces pasan desapercibidos su función es esencial en el rendimiento de los atletas no videntes. Diego Arévalo y Sebastián Rosero aseguran que cuando aceptaron ser los guías de Darwin Castro en los 1.500 y 5.000 metros, respectivamente, su vida cambió por completo. Así, pasaron de pensar individualmente y buscar logros personales a trabajar en equipo. En las primeras carreras tuvieron serios inconvenientes (incluidas aparatosas caídas), que actualmente han quedado atrás, llegando a complementarse de la mejor manera y convirtiéndose prácticamente en una sola persona. Hoy en día, después de superar barreras físicas y mentales, tienen como objetivo subir al podio en los Juegos Paralímpicos de Tokio, cita a la que ratificaron su presencia en el reciente Gran Prix de Túnez.

Los cuencanos Darwin Castro, Diego Arévalo (I) y el pichinchano Sebastián Rosero fueron recibidos ayer en FDA, tras sus últimos logros. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Un lazo en forma de ocho puede ser algo intrascendente en la vida cotidiana para muchas personas, pero no para Darwin Castro, atleta invidente, de 27 años, y sus guías: Diego Arévalo (23) y Sebastián Rosero (28), quienes literalmente se conectan física y espiritualmente por medio de dicha cuerda que tiene ciertas especificaciones técnicas.

La vida de Diego y Sebastián ha dado un giro inesperado al convertirse prácticamente en los ojos del paratleta cuencano que a los 14 años adquirió la enfermedad ocular denominada queratocono, por lo que dos años después se sometió a un trasplante de córnea y perdió totalmente la vista producto de una mala práctica médica que le dañó el nervio óptico del ojo originando un glaucoma.

Este tridente se ha llegado a compenetrar y sincronizar de la mejor manera, a tal punto que la semana anterior ratificaron su presencia en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021, durante el Gran Prix de Túnez, en donde consiguió la medalla de oro con Arévalo y la presea de bronce con Rosero en los 1.500 y 5.000 metros planos, categoría T11 (ceguera total).

Al inseparable tridente se les puede ver dentro y fuera de las pistas junto a su entrenador Julio Chuqui, quien se ha convertido en una especie de padre para ellos. A paso lento, pero seguro, este miércoles arribaron a la sala de sesiones del Complejo Bolivariano con sus características sonrisas dibujadas en sus rostros, a pesar del cansado y largo viaje y las adversidades que sortearon en el camino como “llegar casi a la víspera» del evento tunecino. Una vez más salieron airosos.

En mencionado lugar fueron recibidos y felicitados por Edwin Loyola, presidente de la Federación Deportiva del Azuay (FDA), quien ratificó el apoyo constante que vienen dando a los atletas acotando la buena nueva de que a finales de mayo recibirán el apoyo de la Agencia de Seguros Médicos Ecuasanitas, y atendió positivamente el pedido concreto que hizo Chuqui: una buseta para ir a entrenar todos los fines de semana en Puerto Inca, lugar que tiene las características de Tokio, ciudad en la que buscarán cumplir el sueño olímpico.

Edwin Loyola, presidente de FDA, se comprometió a seguir ayudando a los atletas.

Castro escuchaba con atención la intervención de sus guías mientras sostenía su bastón blanco, símbolo de independencia de las personas con discapacidad visual e instrumento para movilidad y orientación.

En estas intervenciones Rosero confesó que se siente “muy gustoso” seguir ayudando a cumplir los sueños de Darwin, a quien lo considera como su hermano. “En Río 2016 se convirtió en el primer atleta paralímpico ecuatoriano que consiguió un diploma olímpico”.

Sin embargo, reconoce que han tenido que sortear varios obstáculos para llegar al lugar en donde actualmente se encuentran.

Y, aunque al principio no fue nada fácil, ahora se han llegado a comprender de la mejor manera, sostiene. “Lo que un guía paralímpico es simplemente guiarle en dirección, en ningún momento podemos halarle porque nos pueden descalificar, ya que existen muchos jueces en la pista, a pesar de no ser una prueba de apreciación como la marcha. Lo que si podemos hacer es darle palabras de ánimo, a veces gritándole, dependiendo de la presión del momento”.

“Debe existir mucha coordinación y trabajo de sincronización, pero sobre todo confianza porque él prácticamente confía su integridad física en nosotros, caso contrario se puede estresar, bloquear y endurecer sus músculos, simplemente no rinde. Esa confianza se ha ido afianzando cada día porque vivimos juntos cerca de siete años (entrena desde el 2 enero 2014), tiempo en el cual se ha ganado el cariño de familia, es como mi hermano”.

Diego, en cambio, comparte que entrena con Castro desde el 17 marzo 2018. El atleta que compitió en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2014 y ahora participará en Juegos Paralímpicos en calidad de guía, resalta que en este tiempo se ha generado un “lazo de hermandad”. “Fue un cambio radical que me cambió la mentalidad. De correr individualmente a soñar en equipo, a luchar con él…Es una sensación indescriptible cuando vamos esquivando y pasando atletas, no tengo palabras para describir cómo es llegar juntos a la meta”.

Arévalo, quien aspira llegar a los próximos Juegos Olímpicos 2024 en la prueba de maratón, acota que “es complejo guiar a personas con discapacidad visual, incluso debo reconocer que sufrí mucho en la primera competencia que tuvimos en Salinas. Desde ese momento me di cuenta que guiar no es solamente sujetar una cuerda y correr al lado de una persona no vidente”.

Cuando le toca intervenir a Darwin en la rueda de prensa acomoda sus gafas y demuestra desde ya gran confianza en el papel que realizará en Juegos Paralímpicos. “Queremos representar de la mejor manera a nuestro país, estamos seguros que pelearemos podio en las dos distancias”, dice ante la mirada brillosa y llena de ilusión de su entrenador y guías.

Por tal motivo, el atleta hace un llamado para que la empresa privada se sume a este ambicioso proyecto. “Espero que confíen en nosotros, no les vamos a defraudar”, menciona.

“En Tokio lucharemos contra verdaderos laboratorios”

Julio Chuqui, quien bajo su dirección tiene a seis atletas clasificados a Juegos Olímpicos y Paralímpicos, agradeció el apoyo que les brindó FDA y el Comité Paralímpico Ecuatoriano (CPE), fundamental para que el equipo llegue en las mejores condiciones a Túnez.

No obstante, reconoce que la tarea de ahora en adelante no será nada fácil, sobre todo porque lucharán contra “inversiones millonarias y auténticos laboratorios de atletas”.

En este sentido reflexionó que “la tarea realmente es dura, no es cuestión simplemente de entregarles una tabla de entrenamiento, esforzarles al máximo y parar el cronómetro…Lucharemos en equipo para cumplir el sueño de Darwin que es subir al podio en los Juegos Paralímpicos”. (D)

OTROS DATOS

Próximos retos antes de participar en Tokio

-Gran Prix Italia (abril)

-Gran Prix Francia (mayo)

Clasificación olímpica

Quinto lugar en 1.500 metros T11

Quinto lugar en 5.000 metros T11

Ranking mundial

Primer lugar en 1.500 metros T11

Cuarto lugar en 5.000 metros T11


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