¡Una bomba de tiempo!

Juan F. Castanier Muñoz

Hace pocos días, se produjo la renuncia del director regional del IESS en el Austro del país, el ingeniero Fabián Carpio Gotuzzo y, hace unas semanas, asimismo la renuncia del presidente del directorio nacional del IESS, el señor Jorge Madera, ambos funcionarios posesionados con el advenimiento del nuevo gobierno. Las dos renuncias, en la misma institución y a tan poco tiempo de iniciadas las labores del régimen, de por sí, llaman la atención, pero, llaman más aún la atención, y yo diría, se convierten en una voz de alerta clamorosa, cuando las dos excusas provienen de dos ciudadanos que, hasta donde yo sé, han tenido vinculación anterior con la institución, es decir, de alguna manera la conocen, y al presentar sus renuncias lo hacen aduciendo la “presencia de mafias” al interior del IESS.

Si tan gravísima aseveración naciera de un ciudadano común y corriente, capaz que, como otros escándalos del “país del guineo”, podría pasar desapercibida, pero, proviniendo de personas que han merecido ser tomadas en cuenta para designarlas para tan altas funciones, el tema adquiere ribetes dramáticos. Y es que ello significa que el dinero de más de dos millones de afiliados y de un millón doscientos mil pensionistas del IESS, se encuentra manejado por ¡mafias!, por una especie de “cosa nostra” institucional, que interviene en las decisiones administrativas, laborales, financieras, etc, y, hasta donde se sabe, hacen de las normas y reglamentos institucionales, instrumentos al servicio de sus protervos intereses.

Es hora de que el gobierno considere al IESS dentro de las áreas críticas que le ha tocado heredar y sería interesantísimo que, para el efecto y, con los ajustes pertinentes, se tome en cuenta las disposiciones transitorias segunda, tercera, cuarta y quinta de la Constitución de 1998 en el acápite “De la seguridad social”, donde seguramente van encontrar muy valiosos puntos sobre tema tan fundamental. Obviamente, habrá primero que desmantelar las “bandas” enquistadas en la institución y actuar con mano dura frente a la indolencia y el atraco de los últimos años. (O)