Crisis institucional

Nunca antes Ecuador ha pasado por un largo y conflictivo periodo de crisis institucional, consecuencia de una malentendida lucha política cuyo agravamiento bien puede extenderse a la Asamblea Nacional.

Hay nueve instituciones prácticamente descabezadas, pero apetecidas por todos los grupos políticos.

La censura a la Superintendente de Bancos, “por incumplimiento de funciones”, abona a esa crisis. Ahora el país tiene nueve instituciones tambaleantes: Contraloría, Defensoría Pública, Defensoría del Pueblo, Tribunal Contencioso Electoral, Consejo Nacional Electoral, Consejo de la Judicatura, Consejo de Participación Ciudadana, más la citada.

En varias de ellas sus autoridades están en funciones prorrogadas. Otras funcionan con subrogantes o encargados. En medio de esa inestabilidad les resultará difícil asumir responsabilidades tanto administrativas, cuanto ya como cuerpos colegiados.

Ahora mismo, la designación del nuevo presidente del Consejo de Participación Ciudadana (CPC) está sujeta a un potencial juicio político en la Asamblea Nacional. Dada la coyuntura política y el extremo interés por tenerlo bajo su dominio, nada hace dudar de la eventual destitución de sus integrantes.

La Corte Nacional de Justicia, argumentando lo establecido en la Constitución, le entrega a ese Consejo la terna para la designación de un nuevo presidente del Consejo de la Judicatura (CJ)

El CJ vive su propia crisis. Ante la renuncia de la titular, debió asumir su alterno. Esta fue su tesis; pero no prosperó. Empero, el CPC designó a un alterno.

Y ahora consulta a la Corte Constitucional sobre si procede o no nombrar a un nuevo titular de la Judicatura; pues, el CPC Transitorio puso “candado” a sus resoluciones, bajo cuyo manto fue nombrada la renunciante. Y sobre esto, ya hay jurisprudencia.

Mientras, en la Asamblea Nacional el “triunvirato de la conspiración”, denunciado por el presidente Guillermo Lasso, mueve todos los hilos para destituir a su titular, Guadalupe Llori, a pretexto de “evaluación”.

Así de mal en peor anda la institucionalidad en Ecuador.