Abril de 1982

Édgar Plaza Alvarado

   La actual guerra en Europa puede ser el motivo por el cual pasa inadvertido un hecho triste sucedido hace 40 años. Detallamos las circunstancias.

   En 1833 Gran Bretaña reunió a los pocos campesinos y ovejas que hubo en las islas Malvinas, los embarcó para Argentina y se adueñó de ellas. Los reclamos argentinos no han cesado, pero el Reino Unido los ha ignorado y así pasó el tiempo hasta 1982 en que un gobierno dictatorial cercado por la economía y abusos a los derechos humanos retomara las islas ocupadas por los ingleses. Y el 2 abril   el ejército argentino ocupó las Malvinas en un acto que hizo delirar al país y sorprender al mundo.

   El general Leopoldo Galtieri no imaginó que Margaret Thatcher, la primera ministra británica, tomara esa acción como un insulto y un reto y que ordenara la recuperación de esas islas. La quinta flota más poderosa del mundo inició viaje hacia el sur del mundo. En la OEA (Organización Estados Americanos) Argentina recibió el apoyo mayoritario de sus miembros salvo las abstenciones de Colombia, Chile y la práctica oposición de EE.UU. quien, yéndose contra el tratado de defensa, apoyó no solo verbalmente si no logística con información satelital a Gran Bretaña. 

   Pero no era el único. Chile, que pocos años atrás estuvo a punto de ser invadido por Argentina y con quien mantenía una “guerra” soterrada por los excesos expresivos de los militares de su vecino, no esperó mejor oportunidad para vengarse. El general Gustavo Leigh, comandante de la Fuerza Aérea, con pleno conocimiento y autorización del general Pinochet, aceptó la propuesta británica de alianza militar y convirtió a su país (oficialmente neutral) en espía potencial. Muy al sur, Inglaterra con ayuda del MI-6 (el Servicio Secreto), armó el centro de espionaje más grande y mejor equipado; constante y disimuladamente aviones de carga británicos con las insignias de la FACH (Fuerza Aérea Chilena) desembarcaban con equipos de alta tecnología que serían fundamentales en el triunfo europeo. La trama estaba tendida. (O)