Sí, este es mi país…

Francisco Chérrez Tamayo

Un paraje de  riqueza y belleza física y natural incomparable; otrora de gente honrada, pujante y trabajadora; donde se podía transitar en cualquier ciudad, con calma y  tranquilidad, a toda hora del día o de la noche, sin ningún temor ni peligro. ¡Pero cuanto has cambiado querido Ecuador! Hoy, por culpa de los políticos de turno, te has transformado en uno de los países más peligrosos del mundo, donde prima la corrupción, la delincuencia y el narco tráfico. ¡Qué vergüenza y que impotencia! Sí, este es mi país, donde las estructuras del estado se han resquebrajado tanto, que hoy tenemos que soportar las decisiones de una turba de asalariados, ignorantes y  sátrapas, que en su mayoría conforman la llamada  Asamblea nacional. Sí, este es mi país, donde la justicia  esta comandada por un enjambre de personajes oscuros, sinvergüenzas, de dudosa reputación, llamados JUECES (salvo honrosas excepciones); que mediante subterfugios conceden dolosos habeas corpus, dejando en libertad a contumaces delincuentes y asesinos; ante la vista sumisa y complaciente de una justicia dormida y obsecuente. Sí, este es mi país, con fiscales, jueces, ministros, asesores, y un presiente, dubitativos, débiles, temerosos; que ante su silencio y falta de acción, demuestran que están ausentes de la realidad que soporta el pueblo ecuatoriano. Señor Lasso, no se trata de meter las manos en la justica, Ud. es el presidente y el líder de este país; haga valer su liderazgo, y como tal, es su obligación generar cambios en las políticas de estado. Rodéese de genta capaz, comprometida y decidida a cambiar los momentos de agonía en la que se debate la patria. Es cierto que no votamos por Ud., votamos en contra de la prepotencia, del engaño y la corrupción que  soportamos  por 14 años; pensábamos y teníamos la esperanza que con su triunfo ganaba el pueblo y la democracia; y que su victoria sería trascendental y que marcaría una nueva etapa, en nuestra era republicana. Señor presidente, asuma su mandato y tome  conciencia de los horrores que está soportando la Nación; denos la satisfacción de lograr el cambio, y de gritar a viva voz y con sano orgullo: Sí, este es mi país. (O)