Federalismo a combate

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

            La propuesta de una nueva conformación en la gestión territorial, administrativa y política del Estado a través de una forma federal, es la nueva idea que se presenta a combate. Digamos, para el debate.

            ¿El problema? No nace como una propuesta país. Es una propuesta socialcristiana, para tiempo preelectoral y para que Cynthia pueda tener contenido en el discurso hacia su reelección a la alcaldía.

            Pero el federalismo no es una idea nueva. El país afrontó iniciativas hacia la separación y descentralización como Estado federal. Los artífices de la contención a estas ideas fueron Rocafuerte y fundamentalmente García Moreno. Y es que, pese a la influencia en los países independizados de Latinoamérica de la Constitución de Estados Unidos de 1787 -en la cual se configuró el federalismo-, Ecuador prefirió el unitarismo de influjo europeo, pues Simón Bolívar no era precisamente un aficionado de la liberación del poder, creía en la centralización y concentración.

            Pensar en Ecuador como un Estado federal viene bien en este siglo. Sí. Es un tiempo en donde se han visto las deficiencias y desventajas de la actual centralización político administrativa. Gobiernos improvisados, líderes de temporada, sainetes autoritarios, lejanía y corrupción administrativa, mucha corrupción. Todo lo que administra el Estado central simplemente no funciona. Suena a que es el momento adecuado.

El federalismo requiere estados periféricos, regiones o departamentos. Éstos con una descentralización administrativa y política que permite la existencia -aparte de lo nacional- de un poder ejecutivo, uno judicial y uno legislativo. Los recursos se quedan y las competencias se amplían, dejando residualmente pocas al estado central.  

Ante un país de injusta repartición de los tributos que pagan los ciudadanos, con modos distintos de mirar y concebir el progreso, con una dinámica de tropiezos en nombre de la diversidad, con ausencia de buenos servicios públicos y enorme distancia para lograr justicia social; el federalismo es opción. Un país con mundos distintos para concebir la administración de justicia, el respeto, el orden y tolerancia, puede requerir del federalismo. Sería interesante pensar que sirva para hacer las cosas de una forma distinta y con compromiso por sacar adelante a cada nuevo estado periférico. Sería una renovación de la pasión por el Ecuador. (O)