El Ministerio de Educación receptará desde este miércoles 3 de agosto de 2022 las matrículas de los estudiantes que opten por ingresar al nivel Inicial, que está dividido en dos grupos: el Inicial I, para niños de tres años; y el Inicial II, para niños de cuatro años.
El requisito para que los niños puedan ser aceptados en el Inicial I es que deben haber cumplido los tres años.
Mientras que, para los que vayan al Inicial II, no es necesario que tengan ya cuatro años, no obstante, el niño deberá alcanzar esa edad hasta 120 días después del primer día de clases, que en la Sierra y Amazonía comenzará el próximo 1 de septiembre.
Las familias que deseen cumplir con la matrícula deberán ingresar a la página web: https:// juntos.educacion.gob.ec este 4 de agosto, día dedicado a la matriculación en el Inicial I e Inicial II. Todo este proceso, así como el estudio, es totalmente gratuito.
Una deuda por solventar
La interacción entre pares, los primeros pasos hacia la lectura y la escritura, y la adquisición de conocimientos a través del aprendizaje y la experiencia, son algunos de los beneficios de la educación inicial, cuya actividad, según la UNICEF, se trata de “construir cerebros para construir futuros”.
Sin embargo, la educación en la primera infancia todavía es una deuda que tiene que ser solventada en Ecuador.
De acuerdo a un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en el país, hasta hace un año, solo cuatro de cada diez hogares con niñas y niños menores de cinco años había accedido a servicios de educación inicial.
A pesar de que el sistema de educación pública oferta los niveles de Inicial I e Inicial II, que están enfocados en atender a los niños de tres y cuatro años, todavía hay infantes que no han tenido la oportunidad de ingresar a la educación preescolar. ¿Por qué?
“Hay una falta de sociabilización entre los padres de la importancia de la educación inicial. Hay que estar conscientes que la misma UNICEF ha dicho que tenemos un retrato en el desarrollo del lenguaje de los niños. Y es verdad eso”, explicó María Elisa Ordóñez, docente universitaria y psicóloga educativa.
Para Ordóñez, las familias, en algunos casos, no miran a la educación preescolar como una prioridad, sino como “el último de los recursos en los que se invierten”.
En otros casos es totalmente diferente, según Fernando Solórzano, director de las carreras de Educación Inicial y Básica de la Universidad Politécnica Salesiana, sobre todo en las generaciones actuales que apuestan por la enseñanza y aprendizaje en los primeros cinco años de vida de los niños.
No obstante, en ciertas situaciones, si bien la educación inicial ya tiene cabida, lo que se tiene que hacer es romper con la creencia de que los niños solo van a jugar en los centros de atención infantil.
“La educación va más allá. En estos espacios el niño se proyecta como un ser social. Está con sus pares… Por desgracia, lamentablemente por la situación de nuestros hogares, los niños se quedan con adultos. Y el niño se adapta a ese adulto, a su vocabulario, se adapta a lo que no es” dijo Solórzano a diario El Mercurio.
Beneficios de los centros infantiles
El impacto que deja la educación preescolar es visible a medida que los niños crecen. Por esa razón es que se promueve que las familias consideren involucrar a los pequeños en los niveles iniciales, que no necesariamente tienen que ser espacios privados.
“Los primeros años de vida tienen un gran impacto en el futuro de un niño o niña: en el desarrollo de su cerebro, su salud, su felicidad, su capacidad para aprender en la escuela, su bienestar e incluso la cantidad de dinero que ganarán como adultos”, escribió la UNICEF en un informe publicado el año pasado.
En Ecuador, a más de las instituciones particulares, el sistema público de educación cuenta con los niveles iniciales en todas las provincias. Todo lo que tienen que hacer los padres o representantes de los niños es averiguar las metodologías que se usarán para el desarrollo cognitivo y social.
“Es importante saber que todo centro de educación inicial, a parte de su pedagogía, tiene que desarrollar destrezas. Es verdad que les brindan servicios de natación, fútbol, academias, pero siempre tiene que estar acorde al desarrollo cognitivo, el desarrollo social y evolutivo de cada niño”, recomendó Ordóñez.
Nuevas enseñanzas
En Cuenca, aunque en el primer año de pandemia docenas de centros iniciales tuvieron que cerrar, en estos últimos meses, con la reactivación económica y social, nuevas instituciones de preescolar se han abierto con sus metodologías y servicios propios.
Por ejemplo: en San Joaquín, en medio de la emergencia sanitaria, abrió sus puertas el centro infantil “Cukitos”. El lugar, a más de la formación cognitiva y social, ha agregado la educación ambiental en su currículo.
En sus espacios se pueden ver a los niños con sus botas de caucho recorriendo huertas y terrenos para conocer cómo funciona la naturaleza.
“Los niños deben formarse con este contacto con la naturaleza. Los niños al ser parte de esto se vuelven más respetuosos con el tema natural, con el medio ambiente. Esto es un complemento a la formación pedagógica y social que tienen acá”, dijo Eliana Villacis, educadora infantil.
Educación que complementa, aplicación de metodologías distintas, cuidado, interacción social: sea lo que fuere, para docentes e investigadores tiene que estar en el marco del desarrollo de los infantes. (I)