EDITORIAL

Las citas médicas

Si el Estado no asume la salud de la población con entereza, responsabilidad y hasta con una alta dosis de humanismo, es indigno, indolente y nefasto. 

Si bien esos no son los extremos en el caso del Ecuador, desde mucho tiempo atrás la atención en salud es calamitosa en el sector público.

Hay, de hecho, aspectos positivos. No todo es pésimo en los hospitales administrados por el IESS y el Ministerio de Salud.

Sin embargo, la falta de medicinas e insumos médicos, pese a las medidas tomadas para superar el problema, aún es motivo de protesta ciudadana.

Y, lo peor, el tiempo de espera para conseguir citas médicas rebasa la paciencia, convierte la desesperación en indignación, e invita a irse en contra del Gobierno, cuyos justificativos no encajan cuando la vida está de por medio, más si se trata de enfermedades catastróficas. 

De acuerdo a una organización de Padres de Niños con Cáncer, desde mayo de 2021 murieron 82 niños víctimas de esta mortal enfermedad. La causa: falta de atención médica oportuna y de medicamentos.

Si lograr turnos para una “atención regular” es un calvario, lo es peor para quienes padecen aquellas enfermedades. Estas, una vez diagnosticadas, requieren de atención especializada y periódica.

En estos casos, para conseguir citas médicas los pacientes esperan tres, cuatro, cinco y hasta seis meses.

Mientras esperan, algo fatal puede pasar con sus vidas. De hecho, ha sucedido. Si no hay medicinas, si se pospone el tratamiento, los pacientes pueden morir. Inconcebible.

 Si esto no sirve para mover conciencias en quienes Gobiernan, en quienes manejan el IESS, estamos frente a un Estado inoperante e indolente.

Y como si lo narrado no fuera suficiente para indignarse, algunas citas son reasignadas porque no hay suficientes médicos especialistas.

La atención en salud es una signatura pendiente. No sirve de mucho esbozar soluciones si no hay decisión política, sensibilidad para sentir el dolor ajeno, sobre todo recursos económicos necesarios.

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