Nueva York

Una profunda impotencia y desolación causa mirar imágenes difundidas en las redes sociales, en las que se observa a niños y niñas ecuatorianos –algunos con su madre, otros solos– trabajando como ambulantes en calles, avenidas, en las instalaciones del metro, en parques y plazas de Nueva York. Las cosas han cambiado el clima social, adverso a las personas migrantes, ha crecido de manera inusitada, cada vez son mayores los desafíos para ganarse la vida en la “Gran Manzana”. La brutal manera en la que un guardabosques y un policía detienen a una niña migrante ecuatoriana, cuando vendía frutas es uno de los muchos y frecuentes ejemplos del endurecimiento de la política migratoria de los EE.UU., más aún ahora cuando el presidente Joe Biden ha prohibido la solicitud de asilo a los inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera. De acuerdo a cifras oficiales, el número de migrantes ecuatorianos detenidos, expulsados y deportados desde Estados Unidos se incrementó en el 2024; solo hasta abril se deportó más de dieciséis mil ecuatorianos. El “sueño americano” se desvanece, sin embargo, para los ecuatorianos que deciden migrar –sea de forma legal o ilegal– es la única posibilidad porque la aterradora realidad que, aquí, en el país se vive por la falta de empleo y la inseguridad, desnuda de manera cruenta la crisis profunda que vivimos. (O)

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