Deuda

Bladimir Proaño

Para el Estado el financiamiento en forma de deuda es fundamental para el desarrollo. Cuando se usa de manera inteligente, puede ayudar a impulsar el crecimiento sostenido e inclusivo. El gobierno debe trabajar con los organismos seccionales para fortalecer su capacidad de gestión de la deuda. Ésta de hecho es una herramienta, si es transparente, se gestiona bien y se usa en el contexto de un objetivo claro. Sin embargo, con frecuencia y en el Ecuador con mucha más, no es así. La deuda ha sido nada transparente, la capacidad de negociación es muy baja, no hemos estructurado un endeudamiento sano, quizá los gobiernos no han mostrado confiabilidad y por ello ha sido difícil gestionar adecuadamente la deuda.

Un alto nivel de deuda pública, puede aumentar la presión fiscal, reducir el gasto social y limitar la capacidad gubernamental de implementar reformas. En el país hemos evidenciado que la deuda ha aumentado, sin que hayan subido los impuestos, pero sí se ha limitado el gasto en educación y en salud y se han retrasado reformas importantes. Pero lo cierto es que la presión de muchos sectores “exigiendo” limitar o reducir la deuda, no ha tenido otra intención sino la de evitar que la deuda frene la inversión privada. Porque hay que estar claro, que si el gobierno se endeuda como lo sugerimos aquí, la gestión y la transparencia de la deuda tienen que ser las principales prioridades para que el nuevo endeudamiento fomente el crecimiento y un clima propicio para la inversión.

En cambio, para la empresa privada el financiamiento en forma de deuda es mayor que el proveniente de la ampliación de capital, para llevar adelante sus inversiones. Es más, el mercado de dinero es más dinámico que el mercado de capitales. En 2022, 9 de cada 10 dólares otorgados en créditos a empresas provienen de bancos privados. Los depósitos bancarios (a la vista y a plazo) son la principal fuente de financiamiento para estas inversiones, y la banca por la guerra comercial de tasas sienten presión de empresas y personas ricas que siempre sacan tajada, porque casi todos los grandes bancos nacionales se apuntan para no perder cuota. Para los ricos siempre ha habido mejores condiciones, porque tienen más fondos y porque pueden negociar mejor. Pero los montos y destinos no siempre son transparentes y se revelan tan solo cuando aparecen las crisis bancarias. (O)