¿Habrá resurrección?

Hugo Lucero Luzuriaga hlucerol@hotmail.com

Para los cristianos y afines hubo la resurrección de Cristo Jesús, el Dios hecho hombre, que lo conmemoramos hace 4 días y que se traduce en: “la acción mediante la cual Jesús vuelve a la vida de entre los muertos, tres días después de haber sido crucificado y sepultado”, pero una incógnita se genera para los humanos que viven en territorio ecuatoriano: ¿La sociedad ecuatoriana tendrá resurrección?

El pueblo vive su calvario, comenzamos encerrándonos por pavor a un enemigo invisible, casi por 2 años, luego continuamos semi encerrados protegiéndonos de tanta inseguridad, delincuencia, engaños, mitomanía politiquera, inseguridad jurídica, justicia injusta, debilidad y contradicciones del Gobierno, diablillos en instituciones públicas y  diablos en la Asamblea y otros poderes, que a como dé lugar tientan en acabar con la paz, seguridad y economía de una sociedad que ve de cerca al “infierno”. 

El pueblo clama por resucitar a la paz y tranquilidad, aunque de por medio el “Gran Jefe” predique el uso de armas que nos conduciría a acabarnos entre nosotros mismos, a públicamente armarse la delincuencia, y a jugar con candela en las tinieblas para ser tentados y arrastrados a las profundidades de la pobreza, el hambre, la desocupación y el de sálvese quien pueda.

¿Algún día habrá resurrección para un pueblo? …la angustia y la desesperanza avanzan, más cuando el “Gran Jefe” no encuentra salida, cuando no sabe si jugarse por enfrentarse al juicio final político o lanzar la muerte cruzada en donde todos se irían y ojalá sin resurrección para aquellos que tantos daños hacen a la sociedad.

¿Mientras tanto y nosotros? …un pueblo confundido que ha perdido la confianza en los políticos, quienes nos están llevando a la incredulidad y desesperanza, y lo que es más grave, nos están conduciendo lenta, consciente e inconscientemente a que nos revelemos para quizá lograr la “resurrección” hacia una sociedad vivible en donde haya: justicia, equidad, empleo, menos pobreza, paz y tranquilidad, donde parangonado podamos alborozados proclamar: ¡CREEMOS QUE HEMOS RESUCITADO! M(O)