Al menos un arte

Estéfani Chalco Salgado

Ya sea por salud, convicción propia, o ejemplo, se nos ha inculcado valorar al deporte y hacer ejercicio diariamente. Y no es para menos, pues Cuenca es cuna de deportistas olímpicos, personas que han dejado por lo alto el nombre de nuestra ciudad y el país, adolescentes con un futuro prometedor en distintas prácticas ya sean individuales o en equipo y, además, así se desarrolla entre otros aspectos, la estrategia, el entusiasmo, la perseverancia, la disciplina y claro, el físico mismo.

Es común escuchar a madres y padres de niños pequeños decir que sus hijos deben practicar al menos un deporte sí o sí, y al mismo tiempo “así descargan energía porque son muy activos.” Pero, ¿cómo liberar esa parte interna que no es tan obvia ni visible? Me refiero a las emociones, a los pensamientos, o a los sentimientos que van más allá de estímulos físicos y surgen por una influencia muy íntima y sensorial. Aún no hay suficiente conciencia sobre cuán importante y necesario es que una niña o niño reciba educación artística.

¿Ha escuchado que la primera música en nuestras vidas es el ritmo del tambor que sentimos en el vientre de mamá por los latidos de su corazón? Todo niño nace con talentos por explorar, y aunque su destino lo lleve a profesiones científicas, deportivas, u otras, permítale hacer sus propias melodías, colorear sus sueños, identificarse con un personaje de una película, moverse con el viento, moldear sus pensamientos, rimar con sus juegos. Ahí están: música, artes plásticas, cine, literatura y mucho más. Permítale trascender mediante la expresión de cada emoción. Permítale que desarrolle aquello que no se ve, pero se siente, y entonces, podrá evidenciar lo que es acercarse a una formación integral.

Recuerde que el arte tiene un efecto intangible pero imperecedero, y las aptitudes artísticas aprendidas y desarrolladas se mantienen en el tiempo. Además, complementan nuestra existencia y crean historia para construir cultura. El arte abre los caminos de la creatividad, también genera disciplina, perseverancia, pero, sobre todo, sensibiliza y ayuda a que cada quien se encuentre a sí mismo en lo más profundo. Por favor, así como un niño debe tener al menos un deporte en su día, ofrézcale la oportunidad de vivir al menos un arte en su vida.  (O)