Y ahora resulta que para exigir mínimamente una reparación ante un acto inhumano, la víctima -ya implícita- debe tener una serie de factores protectores que le permitan ser altamente resilientes, ser capaces de controlar sus emocionesfrente a las constantes exposiciones en la palestra, tener el entendimiento que ser revictimizada es parte del estatus de víctima; y, como si fuera poco, debe tener un ahorro programado para afrontar la situación perpetua y que le permita sobre todas las cosas, movilizarse los días y horas que se le disponga, a más de pagar el patrocinio legal y todo lo que implica la tramitología.
¡Esa! es una víctima para los ojos de la inclemente justicia, una víctima quien seguramente para el perverso, tuvo responsabilidad anticipada por ser mujer y porque la negligencia, la omisión, la complicidad y la corrupción hasta ahora siguen vencieron a muchas.
¡No señores! Una víctima es una sobreviviente de la crueldad humana y estructural en la que vivimos; una víctima no busca ser el punto de atención de quienes intercambian criterios sobre su realidad, sobre lo que no es y debió ser; una víctima no busca hacer de su tragedia un espectáculo para gritarlo a viva voz en la palestra; una víctima antes que el accionar de las instituciones, requiere dela bondad y del sano juicio de cada uno de nosotros.
