Loewe y un juego de perspectivas con brillos de agua para el verano 2024

París.- Un juego de perspectivas en el que las piernas se estiran al máximo y el torso aparece empequeñecido, casi compacto, con líneas fluidas y brillos que imitan el agua es la idea que atraviesa la colección para hombre que la firma Loewe presentó este sábado en la Semana de la Moda de París.

Con esta propuesta prêt-à-porter de la casa de origen español para la temporada primavera-verano, el británico Johnathan Anderson, director creativo de Loewe desde hace una década, buscaba un mensaje muy «al grano» que recorriera todos los estilismos vistos hoy en un señorial cuartel de la Guardia Republicana francesa (la unidad ceremonial de la Gendarmería).

La idea era jugar con las escalas y con la fluidez del agua, con un punto de origen muy particular: las esculturas de la estadounidense Lynda Benglis, cuyas obras «Crescendo» (una evolución de su célebre «The Wave of the World» que debutó en Exposición Internacional de Nueva Orleans de 1984); «Bounty, Amber Waves, Fruited Plane» y «Knight Mer».

Esas tres obras originales -todas ellas fuentes escultóricas- se usaron para orquestar una amplia pasarela rectangular en torno a sus espacios de agua.

«Siempre quise trabajar con la artista americana Lynda Benglis, estas fuentes son algunas de mis piezas de arte favoritas», indicó Anderson a la prensa entre bambalinas.

La amplitud exigida por las esculturas imponía, además, la distancia necesaria para que espectadores como la modelo Emily Ratajkowski o los actores de la serie «Succession» Brian Cox y Nicholas Braun pudieran apreciar el juego de perspectivas que plantea la colección.

En especial, Anderson quiso explorar cómo jugando con el armario y «cambiando sutilmente el balance de proporciones» de las prendas se pueden obtener estilismos muy diferentes.

Este quedó claro desde los primeros modelos, de pantalones anchos con cinturas muy altas que dan la sensación de distorsionar las proporciones y alargar la silueta hacia arriba, hasta un busto empequeñecido, pero que desde la mirada del que lo lleva sugeriría todo lo contrario: una caída de tejidos que se amplifica hacia el suelo.

Muy sencillos en cuanto al número de piezas, de tan solo una o dos y con pocos complementos, los estilismos combinaron pantalones con esa estructura -ya fueran chinos jeans o incluso monos en piel- con camisas, polos, prendas de punto, abrigos y blazers, entre otras prendas.

Pero los que abrieron la pasarela para dejar claras las intenciones de la marca estaban protagonizados, sobre todo, por otro elemento: el brillo de pequeños cristales que no solo daban al modelo una textura completamente fluida, sino que imitaban a la perfección las salpicaduras del agua de las fuentes de Benglis.

Otras de las piezas que más llamaron la atención fueron unas prendas superiores con la espalda completamente al aire, en las que el modelo portaba un pedazo de tela sujeta por una gran aguja de costura sobre el pecho. Es una exploración de un «look» en «dos dimensiones», según explicó posteriormente Anderson.

Tampoco hubo reparos en jugar con texturas tradicionalmente invernales como el tweed o la lana, aunque solo fuera en aspecto, ya que para Anderson las fronteras de la moda entre el verano y el invierno están cada vez más desdibujadas.

Y tampoco pudo faltar el cuero, la enseña histórica de la casa, que apareció en forma de petos, cazadoras y, por supuesto, en la propuesta de bolsos de gran tamaño que aderezó la colección.

Perteneciente actualmente al conglomerado francés de marcas de lujo LVMH, las raíces españolas de Loewe también se hicieron notar en la lista de invitados, en la que destacaron actores como Manu Ríos y Martiño Rivas o los músicos Sen Senra y Guitarrica de la Fuente.

Desde el lado más internacional comparecieron figuras como los actores Sebastian Stan o Theo James, el músico Pharrell Williams (que en esta semana de la moda se estrenó como director creativo de Louis Vuitton), además de la estrella del k-pop y embajador de Loewe Taeyong. EFE