Y si pateamos piedras…

Viviana Bernal Estrada

Camino al trabajo y mientras esperaba el cambio del semáforo en una de las tantas esquinas de esta gran ciudad,miré a un adolescente de aproximadamente 16 años; asumo que se quedó en supletorio pues el uniforme y su mochila ligera lo confirmaba; lo miré y me pregunté: o no le importa su examen o está demasiado confiado; fueron cuestionamientos que los hice cuando lo vi pateando una piedrita sobre la vereda.  

Un cuadro hermoso que lo veía venir a través de una silueta medianamente distante y escondida tras un árbol, un cuadro hermoso que ya muy poco se ve.

Lo bonito y simple de esto es que mientras la gente va y viene en asuntos urgentes, indelegables, impostergables y demás, hay otros que vienen y van sin urgencia alguna, solo disfrutando del momento y con lo que hay, el mensaje ¡No te compliques, solo disfruta!

Pensar que una pequeña piedra para algunos puede ser un arma y para otros un juguete; esa insignificante piedra hoy hizo reír y saltar a un adolescente; y, entre piedras, risas, saltos y churos, yo también reí. Ya quisiera yo patear piedritas ¡Cuánta falta me hace!, ¡Cuánta falta nos hace!