El mercadillo

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

Los ocho candidatos presidenciables ya comenzaron, de manera oficial, sus campañas electorales. El Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo al que todos repudian y le han perdido la fe, resolvió que, desde el 12 de julio, los postulantes ya se pueden promocionar. Tal cual un baratillo de ofertas en el que el más embustero, el más corrupto y el más sinverguenza tiene todas las posibilidades de triunfar. Sobre todo, si es uña y mugre de la funcionaria chueca que dizque cuenta los votos, durante los apagones, en el CNE. En el caso de los candidatos a asambleístas, deberán esperar hasta el 8 de agosto. A partir de esa fecha dispondrán de 11 días para iniciar su campaña… sucia.

El 20 de agosto definimos, o, mejor dicho, nos darán definiendo quién completará el período que Guillermo Lasso dejará inconcluso por falta de pantalones. Unos opinan que debió pedirlos prestados, aunque sea por un tiempito, a Bukele. O, por lo menos, averiguar la dirección del sastre para mandarse a hacer siquiera una docena. Otros dicen que, luego de haber estudiado la situación del país por ocho años consecutivos, preparándose para gobernarnos, es imperdonable que no haya tomado al toro por los cuernos afrontando con decisiones tajantes la situación alarmante del país. ¿O pensó que con encomendarse al Altísimo y cruzarse de brazos a esperar un milagro, conseguiría sanear al país? Qué iluso…

Si bien es cierto que participé activamente en las dos últimas campañas de Lasso, reconozco que, si hubiese asumido el poder el sujeto alelado, estuviéramos más fregados de lo que ya estamos. Aun así, pienso que el presidente nos ha defraudado. Esperábamos que tuviese mano firme y no una tembleque.

Volviendo al mercadillo de candidatos, el CNE, generosamente, transfirió USD 309.000 a cada binomio presidencial. En redes sociales, los postulantes han publicado lo gastado hasta el momento. La aspirante por la RC (Roba y Corre), USD 64.000. El ex vicepresidente con un apellido impronunciable, aliado con algunos panas del prófugo, USD 54.000. El títere del PSC, el Rambo criollo que usa todo importado, hasta los calzoncillos, USD 50.000. Los candidatos recorren el país de cabo a rabo captando votos. El quid de la cuestión es si el día de las elecciones, el CNE respetará la voluntad popular durante el conteo de votos, o la usará para limpiarse la nariz. (O)