A botar

José Chalco Salgado @jchalco

            Cuidado. Es tiempo de silencio electoral. No estoy diciendo a votar. O, vote. Ni votarán. Tampoco vote por. Digo: a botar. Con b. De descartar, de eliminar, de echar, de expulsar.

            Hay que botar lejos, lejísimos, a la serie de actos y omisiones que no llevan a ningún lado. Aquellos que han dejado una herencia de ausencia de frontalidad y serenidad en la población, en la gente. Es importante botar el vértigo del día, de la oscuridad y velocidad con la que nos movemos desde que la tecnología y el caminar con la cabeza viendo a un teléfono, se impuso como lo importante.

            Educar al corazón es el camino. Solo entonces, comprender lo realmente significativo. Hay que reciclar aquello que no puede estar en el olvido y debe tener presencia hoy más que nunca para una mejor humanidad. Por ejemplo, retomar la iniciativa individual del trabajo en equipo, condenar el individualismo lacerante y preparar un camino distinto de orientación y de gozo.

            Gozar la vida es entender el lujo del encuentro humano. De aprender del otro, de la obra de arte de los hechos que motivan al alma, a la gratitud y al amor. La sabiduría ya no descansa exclusivamente en las páginas bien aprendidas de un libro; sino en la magia que inunda la prudencia que es el respeto por el corazón propio, pero por, sobre todo, el corazón ajeno.

            El Planeta es más que un entorno vital. Yo diría es la trayectoria de vida. De plenitud. Es la memoria de la humanidad cargada de experiencia, incertidumbre y aliento por el futuro. Por el camino.

            Entonces, de vez en cuando, viene bien, botar a lo inservible. Dejar a un lado lo que envenena la vida, la paz y el sentido de humanidad. Es mejor, encontrar y encontrarnos. De ninguna manera, justificar los hechos que llevan al dolor y lejanía. Botar lo que se debe botar. (O)