Pensamiento humanizado

Hernán Abad Rodas

La misión de homogeneizar el pensamiento la cumplen a cabalidad las grandes transnacionales de la información. Así vemos que los temas claves abordados por la televisión son las tres V: violencia, victimación y venganza. Todo ello constituye una gran diversión para el ego, que se centra básicamente en el drama de la vida, considerándola una continua lucha y peligro.

En lugar de trabajar para conseguir nuestros propios sueños, nos obligan a observar los sueños de los otros. Así inconscientemente, caemos en el “síndrome de la celebridad”, o nos convertimos en el hijo que sigue las huellas de su padre sin descubrir jamás su propio destino. Considero urgente, rescatar el pensamiento humanizado, porque cada uno de nosotros, somos una expresión individual de lo divino, debemos trabajar como individuos, debemos buscar nuestra propia senda como país, no como siervos o esclavos de un estado totalitario o de gobernantes autoritarios y déspotas; desarrollemos nuestros propios dones, y hagamos nuestra propia contribución al mundo.

Estamos acostumbrados a un pensamiento especializado y a un conocimiento tan poco humanizado, que la lógica privada del sentido común, se hace inhumana, y el sentido común privado de la lógica, es incapaz de penetrar en los misterios de la naturaleza.

En este mundo postmoderno en el que vivimos, hemos matado el alma, peor aún, hemos inventado muchos lemas sociales y políticos (revolucionario, burgués, escapista, pelucón, etc.), que tiranizan nuestros pensamientos. Me parece que es deseable una forma regenerada de pensar, un pensamiento más poético, que pueda ver la vida firmemente, y verla toda,

Algunos observadores cuidadosos expresan la convicción muy fundada de que, a menos de que el pensamiento sea elevado a un plano muy superior y humanizado, es inevitable un gran revés para la civilización. La fuerza y prestigio del pensamiento científico, han sido tan grandes en la edad moderna, que, a pesar de todas las advertencias, esta especie de pensamiento académico, se inmiscuye, constantemente en el reino de la filosofía, con la estéril creencia de que la mente humana puede ser estudiada como un sistema de aguas corrientes; y las ondas del pensamiento humano, como las ondas de radio.

Reconquistemos el espíritu razonable como el ideal más alto y más cuerdo de la cultura humana. Mantengámonos alejados de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante el dolor ajeno.

Los pensamientos del hombre libre tienen una morada más alta que el mundo visible, y su cielo no está cubierto por las nubes de la esclavitud, la mentira, la corrupción y el totalitarismo. (O)