Alrededor de un libro prohibido

Andrés F. Ugalde Vázquez

Hace frío en el scriptorium. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos (se la rosa primigenia, solo queda el nombre desnudo)”. Estas son las palabras con las que el viejo Adso de Melk, concluye la narración de lo que vivió, junto a su mentor, Guillermo de Baskerville en aquella antigua abadía benedictina de la Italia septentrional, dónde, en medio de una biblioteca prohibida, había un libro envenenado…

Si, Umberto Eco, genio de la semiótica y la literatura, nacido un día como hoy hace noventa y dos años, solía decir que sus novelas nunca empezaron como un proyecto, sino desde la evocación de una imagen que, en este caso, muestra a monje que abre un libro prohibido y cae fulminado, en la que sería su obra cumbre: “El Nombre de la Rosa”. Y no podemos olvidar, entre sus obras innumerables, el magistral “Péndulo de Foucault (1988)”, y el irreverente Casaubon, quien explicaba que “…el iniciado incita al místico, lo utiliza (…), el místico es útil, porque es teatral, se exhibe. Los iniciados, en cambio, sólo se reconocen entre sí.”

Hombre de convicciones verticales, miraba la vida desde la certeza de que “…en el fondo, la pregunta fundamental de la filosofía (y del psicoanálisis) coincide con la de la novela policíaca: ¿quién es el culpable?”. Cuestionaba la incolora avalancha de las redes sociales cuando decía que “… le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino (…)».  

Y claro, ya como un extraño del mundo posmoderno, y ateo militante como era, diría alguna vez que “… Dios ha muerto (…) la historia ha llegado a su fin y yo mismo no me siento del todo bien”, antes de caer vencido por el cáncer, a los 84 años de edad, dejando, sin embargo, muy claro su mensaje:

“¡Pero si es una historia de robos y venganzas entre monjes de poca virtud! – exclamé perplejo.  Alrededor de un libro prohibido Adso, alrededor de un libro prohibido – respondió Guillermo…”. (O)

@andresugaldev