Darío Montero, oriundo de Cuenca, empezó tarde en el fútbol. Estuvo cerca de no volver a las canchas luego que le reventaran el intestino.
Migró a Estados Unidos donde tuvo que decidir entre trabajar y acumular dinero o buscar una oportunidad que le encaminen al balompié profesional.
Pese a las vicisitudes que se le presentaron en el camino, nunca dejó de luchar por su sueño. Hoy es parte de Metropolitan FA, subcampeón del Torneo Apertura 2023 de la Liga de Puerto Rico.
El 13 de enero debe presentarse para el inicio de la pretemporada tras ampliar su contrato profesional hasta diciembre de 2024.
Oportunidades
Darío, de 23 años, tiene un hermano gemelo, Damián. Se crio con sus abuelos. Sus progenitores viajaron a Estados Unidos en busca de mejorar su situación económica.
A los 13 años recién conoció a su padre. Este le apoyó para que practique fútbol en la Academia de la desaparecida Liga Universitaria de Cuenca.
“Era muy malo para jugar”, reconoce el futbolista. Se desenvolvía como zaguero central. Las goleadas que recibía su equipo tampoco ayudaron a mejorar la autoestima. Dejó el deporte durante dos años.
A los 15 pasó las pruebas y formó parte de la selección del Colegio Benigno Malo. Por invitación de su amigo Paúl Flores probó fortuna en el club Estudiantes, de la Segunda Categoría del Azuay.
El profesor Edwin Carabajo vio en él condiciones. Le integró al plantel que entre 2015 y 2017 obtuvo los títulos en las categorías U16, U17 y U18. En un partido del Zonal dejó una buena impresión en los ‘scouting’ del Independiente del Valle.
También estaba en planes de ser convocado por el seleccionador nacional U17, Eduardo Bores (+), a un microciclo. Adicional se le presentó la oportunidad de sumarse a las formativas del Deportivo Cuenca.
Grave lesión
De las tres opciones ninguna se hizo realidad. ‘Puyol’ -como le llaman los amigos- recuerda que en una semifinal contra Tecni Club, en el segundo tiempo, se elevó para rechazar un centro.
Su arquero fue con la misma intención, pero con tal mala fortuna le propinó un golpe fuerte con la rodilla que le reventó el intestino.
No pudo hacer actividad durante un año. En ese lapso perdió fuerza, velocidad, ritmo y hasta peso corporal.
En 2018, aún con miedo al roce, el profesor Juan Carlos Elías le abrió las puertas en Deportivo La Gloria. Después de tres meses, Juan Ramón Silva le incorporó a la reserva del Deportivo Cuenca.
Empezó a alternar el entrenamiento con los estudios de Relaciones Públicas en la Universidad de Cuenca. Le gusta Mecánica Automotriz, pero entonces no tenía cómo pagarse la carrera.
Tras la salida de Silva y no tener minutos en el campeonato nacional de reservas, el Expreso Austral le cerró las puertas. El profesor Danny Gómez le recibió en Tecni Club. Jugó el Ascenso y en uno de los amistosos enfrentó a Técnico Universitario.
Rumbo a Estados Unidos
Para no perder la visa, Darío dejó los estudios y viajó a mediados de 2020, en plena pandemia, a Estados Unidos. No quería ir, pero pensó que sería una gran oportunidad para continuar en el fútbol.
“Encontré una realidad distinta a la que se piensa. Allá hay que trabajar y trabajar”. En 2021 se mantuvo activo en equipos de ligas semiprofesionales como el New Jersey Alliance FC.
Empezó a trabajar en una fábrica de cremas de 06:30 a 15:00. Luego iba a casa. A las 17:30 viajaba a New Jersey para entrenar de 20:00 a 22:30. Dormía menos de cinco horas. En el viaje se le iba 1h45m de ida y de vuelta.
En 2022 se incorporó al Pennsylvania Prime FC. Su estadía fue corta. Con apoyo de un promotor español se vinculó, con su gemelo, a Los Leones FC Tunari, del ascenso boliviano.
Al terminar la temporada decidió no regresar a Cochabamba. No le representaba económicamente.
Contrato profesional
Su abuelo Eduardo Muñoz, de origen argentino, exjugador de América de Quito y Liga de Cuenca, se contactó con el arquero Sebastián Uranga (un exdirigido en su etapa de entrenador), quien recomendó a su nieto al Metropolitan FA.
Tras rotar en todas las posiciones de la defensa, saltó de titular como central en la final del Torneo Apertura 2023 contra la Academia Quintana. Su equipo perdió por 3-2 en tiempo extra.
El cuencano recibió la aprobación del directorio para extender su contrato hasta diciembre de 2024. El Club aceptó que su hermano Damián, delantero, pruebe sus condiciones durante un mes.
Darío anhela hacer una buena temporada para retornar al Ecuador y ganarse un espacio en un club profesional. Uno de sus sueños es poder jugar en el Deportivo Cuenca.
Detalles
- Darío, de 1.78 metros de estatura, se considera un líder innato, fuerte en la marca, agresivo no malintencionado, con muy buen juego aéreo.
- Darío se adaptó al clima, a la gastronomía y a la jerga puertorriqueña. Su Club entrena de 20:30 a 22:30 porque la temperatura en la mañana supera los 30° C.
- Darío Montero adoptó el apodo de Puyol porque sus compañeros de Estudiantes compararon su juego con el del defensor español.
