País estupefacto

Luis Ochoa Maldonado

Ante los abusos en cárceles, en donde capos con anuencia de sus  custodios  extorsionan a los reclusos para usar los servicios elementales sino eran castigados y que decir de las ventajas permitidas por sus ingentes recursos  procedentes de obscuros negocios, lo que nos muestra la ausencia del estado en su rol de control y peor de rehabilitación social, cuando en sus entrañas se genera una escuela de criminología, en donde al llegar por asuntos culposos se ven abocados a convertirse en peligrosos delincuentes. Desde cuando este centro de mando de la violencia operaba a sus anchas ante la ineficacia de los regímenes anteriores. Que lo menos que pueden hacer sus personeros, con vergüenza, es pedir disculpas públicas por su negligencia manifiesta.

El nuevo gobierno asumido su responsabilidad de frenar esta situación, declarando el conflicto armado interno, para ´proteger a la población amenazada por un sicariato desalmado, que pone en vilo a las actividades cotidianas del país, que en sus incursiones ha podido capturar a peligrosos malhechores, decomisar droga escondida en el territorio nacional y sobre todo levantar la unidad nacional para enfrentar este momento tenso de la historia, que requiere que los políticos en la asamblea nacional y jueces asuman sus obligaciones para con la patria, haciendo alto a sus intereses personales para evitar al descalabro nacional.

Todos/as aunemos esfuerzos para recomponer a la sociedad limitada con dos estados de mayor producción de droga en mundo y esquilmada en su economía.  Lo interesante es que la comunidad internacional muestra su solidaridad y esperamos se traduzcan en acciones relevantes para apoyar esta justa lucha, considerando que el problema ecuatoriano corresponde a una mafia transnacional, con recursos ilimitados para sus faenas de cooptar a personajes claves de las instituciones y que están operando bajo la tutela de carteles internacionales. El paso inicial es bueno, al cambiar el estilo de gobierno con decisiones firmes que esperamos se sustenten con el tiempo que dure esta disputa, que no será ni fácil ni corta y que requiere de insumos y costos para su continuidad. (O)