DELE, DANIEL, DELE…

Aurelio Maldonado Aguilar

Aurelio Maldonado Aguilar, médico, poeta y editorialista. Archivo

Aceptar que son geniales, lo debemos admitir. La variada y florida estrategia que implementan para lograr su perverso fin de la droga y su camino, desborda la más creativa mente. Julio Verne es un aprendiz a su lado. Muchas de las estadías del tráfico de la droga son y tienen que ser visibles indispensablemente.

Enormes plantaciones de meses de exhaustivo cultivo, cosecha, procesamiento, embalaje y rutas son perfectamente detectables, y es aquí donde la habilidad asombra, claro, se entiende, ayudada por el millonario soborno que reciben todos los involucrados, al punto que existe un ejército inmenso a su disposición, que va desde los rastreros asesinos y sicarios, hasta generales de policía y milicia, como se está descubriendo sin tapujos hoy.

Mas geniales aun, si tomamos en cuenta que los capos de las variadas organizaciones que se pelean por el tráfico y hegemonía narco criminal, todo lo organizan desde sus cómodas prisiones 5 estrellas, con yacusis, discotecas, menús de alta cocina y trato de reyes y solo media una comunicación telefónica o electrónica que las tienen sin ningún límite incluyendo internacionales y se engranan los detalles a la perfección.

Encuentran sin ningún problema, quienes y en medio de las narices de los de seguridad que también están comprometidos y siembran balas en el molesto personaje y lo matan, como fue el caso de Villavicencio, crimen perfectamente concertado.

El nuevo gobierno está enfrentando este monstruoso problema con entereza y con las armas que puede utilizar.

Fuerzas pagadas de baja ralea, que atiborran la asamblea nacional, dan dura lucha en beneficio de la impunidad de la manera más desvergonzada.

Narcos asalariados bien cubiertos, pero que los conocemos por sus fotos y encuentros con los capos, alacranes defensores de los derechos humanos de criminales juzgados y prófugos, mientras que los nuestros son pisoteados infamemente y un batallón de subordinados y de mandos medios enrolados en la nómina delictiva, cierran toda posibilidad de justicia y bien social.

Dele Daniel, Dele, mantenga el estado de excepción y las fuerzas armadas que le están apoyando honestamente, que continúen en sus operativos, pues la verdad que, en cuarteles, no hacen nada más que marchar y ejercitarse.

Comenzó la lucha y la está ganando dentro de los límites que puede. Continúe manteniendo bajo control cárceles y construya una enorme en medio de un mar de tiburones en donde puedan ir a gozar del sol, sin opción de escape, estos infelices.

Ciudadanos de bien y yo a la cabeza, le pido no desfallecer y dele porque dele Daniel a los mafiosos.(O)