El nombre: Paola Roldán quedará en la historia del Ecuador.
Ella, que vivía postrada a causa de una Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), logró que en este país se despenalice la eutanasia.
En 2020, cuando tenía 38 años, le encontraron esta rara enfermedad, que no tiene cura.
Esta ataca a las células nerviosas que controlan los músculos.
Tras una batalla legal logró que el 7 de febrero de 2024 la Corte Constitucional del Ecuador acepte la inconstitucionalidad del artículo 144 del COIP.
Roldán murió el último lunes, de forma natural, a sus 42 años.
Tenía una discapacidad del 95% y estaba conectada a un respirador mecánico.
El caso de Roldán genera debate entre quienes defienden la vida a pesar de cualquier circunstancia y los que ven a la muerte como una elección.
La eutanasia como un derecho fue la lucha de Paola Roldán.
Lauro López es médico especialista en terapia del dolor, del hospital Monte Sinaí.
Explicó que Roldán padecía de una enfermedad degenerativa de tipo nervioso lo que le produjo un estado vegetativo.
“Hay que tomar en cuenta que las personas que están paralizadas no solo tienen la imposibilidad de mover miembros y músculos, sino que en ellos se causan dolores de tipo neuropáticos, que son muy fuertes…” dijo.
Acotó: “ellos deben pasar con una serie de medicinas de tipo opioide que les mantiene en un estado de letargo, de somnolencia y en un estado deplorable y siempre van a tener niveles de sufrimiento…”.
López indicó que este tipo de enfermedades y sus dolencias producen ansiedad y depresión en los pacientes, hasta el punto de que incluso piensan en la autoeliminación de cualquier forma.
Intensos dolores en pacientes
Este galeno recordó que Stephen Hawking, científico de Gran Bretaña, también padeció de ELA.
Vivió 55 años con esta enfermedad hasta que el 14 de marzo de 2018 murió. Tenía 76 años.
“Él ni por más que parezca que tenía 20 manos que le ayuden para poder vivir o sobrevivir, el sufrimiento que él debe haber tenido en medio de todo es importante…”, señaló.
Para López la eutanasia debería convertirse en un derecho de las personas siempre y cuando se cumpla todo un filtro de revisiones en las que efectivamente se demuestre que el estado es terminal.
Pero además que se comprueba que no hay recuperación y que es un problema de tipo insidioso, es decir que puede progresar y provocar un estado de sufrimiento con fuertes dolores.
La posición de la Iglesia Católica sobre la eutanasia y el caso de Paola Roldán
Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), sobre el dictamen de la eutanasia cree que no hubo un “debate amplio desde todos los aspectos: jurídico, ético, médico, social y espiritual”.
“La inmensa mayoría de la población de Ecuador estuvo al margen de este; ni siquiera todas las asociaciones médicas tuvieron un papel preponderante, menos aún los grupos provida”, acotó.
Cree que esta sentencia puede traer efectos como: “que las instituciones sanitarias pongan el acento más en esta posibilidad jurídica de acabar con la vida… que en promover un sistema de cuidados paliativos”.
Además: “que los enfermos que sufren fuertes dolores y que no son capaces de expresar su deseo de morir, puedan perder su vida arbitrariamente por la decisión de otras personas…”.
También “que las nuevas generaciones, desde el punto de vista cultural, asimilen una mentalidad promuerte ante las mínimas dificultades que puedan tener; y no luchen por vivir con dignidad”.
Cuidados paliativos no son suficientes en Ecuador
A decir de Cabrera, hay sistemas de cuidados paliativos, pero son insuficientes; “lamentablemente apenas el 3.5% tiene acceso. Dicho de otra manera, el 96, 5% no goza de este beneficio”.
“La vida es un don que recibimos de un padre y de una madre; y, para los creyentes, en última instancia, de Dios como fuente la vida. Por este motivo decimos que la vida es sagrada. Nadie da la vida a sí mismo”, dijo.
Se pregunta: “¿puede una persona tomar decisiones cuando está bajo la intensidad del dolor que, en ciertas circunstancias, disminuye y hasta bloquea la capacidad para pensar y decidir?
Finalmente, para Cabrera en la sentencia de la eutanasia hay tres grandes vacíos relacionados con la libertad, la intensidad de dolor y la tipificación de enfermedades graves que no se pueden curar y de lesiones corporales graves e irreversibles.