…de camino a la semana mayor

 Tito Astudillo Sarmiento

Una pregunta frecuente, muchas veces ignorada o, simplemente ignorada es, ¿cómo se calcula las fechas en que se conmemora la Semana Santa?, ¿Por qué cambia año tras año?

La respuesta es simple la Semana Mayor no se programa en función del calendario gregoriano, se calcula sobre una combinación entre este y los ciclos lunares; así, el Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria se establece en el primer domingo posterior al primer plenilunio (es decir ciclo de luna llena) que sucede al equinoccio de marzo; de este modo, los ciclos lunares son parte de esta determinación que condiciona las fechas de la Semana Mayor, la cuaresma y el carnaval.

Pero ¿por qué? Podría preguntarse; y la respuesta se remonta en la noche del tiempo, cuando las primeras comunidades festejaban el paso de estación, tras el equinoccio que marca el inicio de la primavera (hemisferio norte), de allí el origen de la palabra pascua que se deriva de paso y recoge el símbolo renacer de la tierra.

La pascua, el renacer, la libertad, la fiesta con que la cosmovisión judeocristiana festeja; en el viejo testamento la epifanía de la libertad del pueblo hebreo, esclavizado durante cuatrocientos años en tierra egipcia; y, la memoria, enseñanza y legado de Jesús, el Cristo de la religión católica que, tras ser crucificado, muerto y sepultado en Viernes Negro, emerge de la muerte, la vence y conquista, en el Domingo de Gloria para enseñarnos el camino de la luz y la vida.

El tiempo en que camina la vida es un espiral que dibuja, desde el origen de las tradiciones, usos y costumbres, los profundos significados que dan valor a los credos y cosmovisiones; la pascua es recordar el paso hacia la vida; llega tras la cuaresma en la cual el neófito se compromete con la disciplina, el esfuerzo y la solidaridad que son inteligencia, voluntad y trabajo, hermanas de la libertad, la igualdad y la fraternidad como pilares constitutivos de la vida. (O)