Fue acoso, no periodismo

Caroline Avila Nieto @avilanieto

Estoy segura de que a estas alturas la ciudad entera sabe qué es un quintil. El conocimiento que tenemos no es gratuito, se hizo a costa de un hecho que, aunque no a todos les parezca, fue acoso, no periodismo.

En la necesidad de conseguir una primicia o una respuesta a la pregunta urgente, quien considere ejercer un periodismo frontal y honesto, recordará que para ser un buen periodista, como decía el maestro Rysard Kapuściński, primero hay que ser una buena persona.

Ser una buena persona implica respetar y valorar a la fuente.  En este caso es una fuente institucional que debe, es verdad, rendir cuentas al público, pero no por ello está obligada a responder ante un inoportuno y accidentado interrogatorio.  No llamemos entrevista a una prueba de evaluación de conocimientos realizada en la calle.  Si la intención fue denostar públicamente a la funcionaria, no es periodismo lo que ejerció, mucho menos cuando, con cámara prendida y micrófono extendido, terminó exigiendo el número de celular. Eso fue acoso, no periodismo.

Si bien es cierto, la funcionaria no pudo responder una pregunta básica sobre sus funciones al frente de un servicio dirigido a quienes están entre las poblaciones más deprimidas en su situación económica (ubicadas en los quintiles 1 y 2), es también importante resaltar que un profesional del periodismo tampoco debe proceder de esa manera.  Se establece una cita o se accede a una entrevista sin invadir el espacio personal.   Se respeta al interlocutor sin exponer su dificultad, para ello ya quedó claro ese momento de silencio.  Finalmente, se cuida la fuente, como enseñó el maestro Kapuściński, para eso hay que ser buena persona.

A la funcionaria le tomará cinco minutos recordar el concepto de los quintiles y, con el susto que pasó, nunca se le olvidará. Pero a quien usó el acoso como una suerte de presión periodística, tendrá primero que aprender a ser buena persona, y eso, lamentablemente, no se aprende en las aulas. (O)