Dos libros en simultáneo

Cecilia Ugalde Sánchez                                  @ceciliaugalde

Mucho se habla de la importancia de la actividad, ya sea física, mental o emocional, y de cómo esta puede ser el motor que impulsa nuestro sentido de propósito y nos ayuda no solo a encontrar, sino a mantener la dirección en la vida.    Pero esta idea no es nada nueva, Nietzsche, en su libro Así habló Zaratustra, exploró ya en el siglo XIX la idea de que el sentido de la vida proviene de una motivación profunda y personal. El filósofo alemán planteó que al tener un «por qué» claro, podemos superar problemas y encontrar la energía necesaria para mantenernos activos, además afirmó que cuando sabemos por qué estamos aquí, el «cómo» se convierte en un desafío manejable y hasta emocionante.

Prefiero no saber en qué categoría dentro del medidor de actividad estamos quienes leemos simultáneamente más de un libro y aprovechamos hasta los semáforos en rojo para esta actividad, o quienes resolvemos un sudoku mientras vemos televisión, pero ciertamente mantenernos activos, no solo nos ayuda a superar las dificultades, sino que también puede ser una fuente de satisfacción y alegría, sobre todo cuando estas actividades son significativas, nos apasionan o nos ayudan a perseguir sueños.

Según la corriente de la psicología positiva contemporánea, las personas que tienen objetivos claros tienden a ser más felices, resilientes y satisfechas. Si nos proponemos mantener una actitud proactiva, alejándonos totalmente del famoso “aquí, viviendo por no ser sobervio”; si aprendemos nuevas habilidades, tomando al fin las clases de salsa, pintura o cocina que siempre hemos querido; y si contribuimos a causas que van más allá del yo, y somos generosos con nuestro tiempo y recursos, seguro daremos mayor sentido a nuestras vidas. (O)