Mal uso de bienes

Luis Ochoa Maldonado

Los espacios públicos son por principio pertenecientes a la colectividad, que deben cuidarse, evitando su daño a propósito y peor ocupar de manera particular, bajo ningún pretexto incluso de mejora, sin la respectiva autorización de la autoridad local para: adecentar el lugar, venta de comida, sitio de consumo de licor, pastoreo de animales, quemas indiscriminadas, aseos u otros. Correspondiendo a la vecindad cercana en primer lugar el tratar con el probable infractor, precautelando su sector para solicitar su reflexión, en cuanto a remediar su ocupación, luego es la autoridad de la localidad que debe actuar, diligente, en atención a las ordenanzas al respecto para que el uso de los bienes públicos se preserve salvos y no sean los peores en su tratamiento.

No faltan personas que por desconocimiento o pasarse de listo incumplen su deber de respetar al espacio común, aun con mayor delicadeza que la de su propio bien, que no es un óbice para que las autoridades de manera preventiva informen a los ciudadanos sobre la importancia de su cuidado, de manera puntual, que de no incentivar su uso correcto se vuelve una mala costumbre, seguida por otros vecinos, volviendo a la armonía del barrio, en una amenaza en aumento. Como se ha observado en emplazamientos de plena vía ante el asombro de los demás, que ven como cierran veredas, ocupan las calles como propias, dañan las instalaciones en los parques, no recogen los excrementos de sus mascotas, tiran los desperdicios en la calle, etc.

Esto que parece simple de entender, en la vida diaria es causa de riñas hasta con afectaciones entre vecinos, que llegan a juicios penales, por cuanto es una lucha continua de convivencia civilizada, el admirar nuestros espacios, que permiten su aprovechamiento de manera considerada y solidaria con los demás. Creo que en Cuenca y Azuay se cumple en la generalidad estos buenos modales, sin embargo, se observan por excepción adueñamientos abusivos, que deben los vecinos interponerse y de no conseguir lo obvio, solicitar a las autoridades pertinentes su pronta intervención, con eficiencia y eficacia como la base de la organización social ciudadana.   (O)