Me dueles Cuenca

¡Ni por más que se quiera disfrazar o esconder, hay cómo! La verdad siempre saldrá a la luz, aunque a veces tarde un poco.

Mi hermosa ciudad a la que le debo mi casi cincuentenaria vida y a la que le debo mi identidad, mis alegrías y nostalgias, hoy yo te digo gracias por tanta generosidad puesta en mis manos, generosidad sombría porque muchos más de cuarenta y tantos personajes te convirtieron en su “Cueva de Alí Babá”.

Cuenca, una ciudad caracterizada por su patrimonio humano como manantial de cultura, historia, tradición y demás, hoy por hoy es el epicentro de la corrupción, una corrupción que desmedidamente nos despojó de un derecho y que sin decir ni chis ni mus “se la sirvieron en bandeja de plata”; y preciso, no solo me refiero a los terratenientes de tan prestigiosa casa de salud.

Una ciudad que por su particular configuración ha sido inspiración, guarda y acogida, hoy está bordeando la decadencia moral… Cuando nuestro dinero gotea incesante no causa el impacto de una propulsión, aunque a la final, el saqueo sea el mismo.

Me dueles tanto mi Cuenca que, por ese mismo amor y respeto, quienes queremos hacer ciudad, en el sentido implícito del bien hacer, seremos la voz de tantos silenciados a quienes aún el miedo les subyace; y sí, por ser cuencana de corazón, mantendré viva la esperanza por la reconstrucción moral. Cuenca es mi legado, Cuenca es ciudad del bien fecundo. (O)

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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