Los medallistas olímpicos Daniel Pintado y Glenda Morejón lucían emocionados. Nunca imaginaron tener la casa amoblada de sus sueños.
El Gobierno cumplió su promesa dos semanas después del subtítulo en la marcha de relevos mixtos durante los Juegos Olímpicos de París.
“Llegar y ver la casa prácticamente lista para vivir…, muy bonito sinceramente”, dijo Pintado.
El campeón olímpico compartió que apenas obtuvo la medalla de oro olímpica en 20 km marcha, el 1 de agosto, recibió la llamada del presidente de la República ofreciéndole la vivienda.
“Nunca lo imaginé, doy gracias primero a Dios por permitirme cumplir los sueños, por tener a mis padres, que me vean logrando esos sueños”, resaltó el campeón.
De inmediato hizo una pausa en su discurso para evitar llorar mientras los presentes le cobijaban de aplausos.
En medio de los representantes del Gobierno, de su equipo de trabajo y familia, Pintado dirigió su mirada a sus hijos Monserrat y Nicolás para decirles “esta es su casa”.
Igual resaltó el apoyo que recibió siempre de Karen Palaguachi, madre de sus hijos.
“Quizá no estamos en el mejor momento de nuestra relación, pero también esto es para ella porque estuvo en el proceso, estuvo apoyándome cuando no teníamos nada”.
Pintado reconoció que “está impactado” por todo lo que ha tenido que vivir tras la consecución de las dos medallas olímpicas.
Anticipó su deseo de seguir siendo la persona que disfruta de la vida, de la familia, de los hijos, con la diferencia que ahora ya podrá decir: ¡familia, vamos a hacer una parrillada en mi casa!
A los niños y jóvenes que hoy le ven como referente les aconsejó que “trabajen duro, que sean bien disciplinados, que dejen las manos en Dios, que encuentren un equipo de trabajo muy bonito, que les pueda ayudar y hacer crecer, sobre todo que sueñen en grande, que los sueños se pueden hacer realidad”.
Karen e hijos disfrutan la casa
Karen Palaguachi no ocultó su felicidad al ver a sus hijos disfrutar de cada rincón de la casa, ubicada en la parroquia Ricaurte.
“Nosotros fuimos papás muy jóvenes, él tenía 19, yo 16. Nuestra situación fue bastante difícil, pero supimos salir adelante…”.
Karen nunca soltó la mano de Pintado. Incluso en 2018 cuando, por falta de resultados, el Ministerio del Deporte le quitó la beca, único ingreso que tenían para subsistir.
Por fortuna los padres de ambos no los dejaron solos y la Federación Ecuatoriana de Atletismo les acercó una ayuda económica con la condición que mejore su forma deportiva, tal como sucedió.
En los primeros meses de 2023, Karen evitó que Daniel abandone el campamento que hacía en Europa por querer ver a su hija que estaba internada en una casa de salud por neumonía.
Le convenció que su viaje iba a ser en vano porque no permitían que ninguna persona ingrese a la habitación más que su madre.
“Fue una situación bastante fea, porque él llamaba, quería hablar con mi Monse y ella estaba malita… estuvo a punto de ingresar a cuidados intensivos…, son situaciones que si nos ha puesto medio duritos a nosotros”.
Uno de los sacrificios más grandes que hace un atleta élite es no tener un acercamiento continuo y personal con los hijos y familiares.
Karen se encarga que esa brecha se estreche entre Daniel con Monserrat y Nicolás. Por un lado, les hace caer en cuenta el esfuerzo que realiza su padre en los entrenamientos y competencias.
Por otro lado, envía videos a Daniel de sus hijos en algunos eventos en los que no pudo estar presente.
Así luce el segundo y tercer piso de la casa que recibió Daniel Pintado del Gobierno Nacional.
Morejón: “Gracias por abrirme las puertas» de Cuenca
La imbabureña Glenda Morejón en compañía de su novio Marlon Pesántez recibió la casa amoblada por el sector de El Cebollar, al noroeste de Cuenca.
Confesó cumplir un sueño que tenía desde niña. “Aquí se ve reflejado el esfuerzo, disciplina y años de entrenamiento”, dijo.
Agradeció a Cuenca “por abrirme las puertas de su ciudad para poder seguirme preparando de la mejor manera y seguir trayendo más triunfos para nuestro país”.
La subcampeona olímpica resaltó que se siente contenta por haber sido perseverante sobre todo en aquellos momentos en que no salía nada de lo planificado.
“Si algún día ya no estoy aquí quiero que la gente me recuerde como una mujer que nunca se dio por vencida y siempre luchó por sus sueños”.
Así luce uno de los pisos superiores de la casa que recibió en Cuenca la marchista Glenda Morejón
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