¿Qué implica el uso de armas con munición letal en Ecuador?

Desde agosto del 2022 rige en el país la Ley de Uso Progresivo de la Fuerza, aprobada por la Asamblea Nacional, sin embargo, el presidente de la República considera que hay temas que todavía no están claros para los uniformados en relación al uso de armas de munición letal, lo cual se les está permitido.

A través del Decreto Ejecutivo 371, Daniel Noboa le dio cinco días a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas para que actualicen o elaboren sus manuales operativos en relación a este tema.

Según Mónica Palencia, ministra del Interior, la disposición del primer mandatario es la «ratificación de una voluntad política de respaldar las fuerzas del orden, de darles una línea de actuación, de autorizar el uso de la fuerza letal«, siempre dentro de la normativa legal vigente y de lo que disponen los organismos internacionales.

“El manual operativo tiene que aterrizar de tal manera que todo servidor policial sepa cuáles son las reglas claras”, afirmó Palencia, quien puntualizó que los documentos deben actualizarse de acuerdo con la nueva realidad de inseguridad que vive el país y al nivel de la delincuencia criminal, lo cual va a determinar los indicadores del uso progresivo de la fuerza.

Por su parte Gian Carlo Loffredo, ministro de Defensa, señaló que para las Fuerzas Armadas el poco tiempo que el presidente de la República les ha otorgado para actualizar sus manuales operativos no es un problema, pues los tienen listos.

¿En qué casos se permite el uso de armas con munición letal?

El Decreto 371 recalca las cuatro situaciones en las que los uniformados están autorizados a usar armas de fuego con munición letal o de impacto cinético (menos letales), en cumplimiento de su misión de protección interna del país.

El uso de este tipo de armas está autorizado para policías y militares en defensa propia, o de otras personas, en cumplimiento del deber legal, en caso de amenaza o peligro inminente de muerte o lesiones graves.

También se las puede emplear para evitar la comisión de un delito o una situación que entrañe una amenaza o peligro inminente de muerte o lesiones graves, tanto al uniformado, como a otras personas.

Los policías y militares pueden emplear este tipo de armamento con el objetivo de detener a una persona que represente una amenaza o un peligro inminente de muerte o lesiones graves y oponga resistencia.

Además, se pueden emplear estas armas para impedir la evasión o fuga de una persona que represente una amenaza inminente, pero solo en caso de que resulten insuficientes las medidas menos extremas.

Defensa de los uniformados

En la Ley de Uso Progresivo también se establece que el Estado garantizará la defensa legal de los uniformados que, en la aplicación de sus funciones, resulten procesados por la justicia, por lo que se trabaja en un mecanismo de apoyo conjunto, que trabaje por los policías y militares.

El ministro de Defensa informó que, como Bloque de Seguridad, integrado por policías y militares, se trabaja en la creación de la Unidad de Protección de las Fuerzas del Orden, que brindará asistencia legal a quienes son procesados; a los que se les debe garantizar la defensa en libertad, como establece la ley.

Sin preparación y armamento

Aunque desde que inició la ola de inseguridad en el país, hace más de tres años, los militares han colaborado en la protección interna del país, para Mario Carrillo, experto en temas de seguridad, es poco lo que se ha hecho para armarlos y prepararlos para sus nuevas funciones, lo que los vuelve más vulnerables a cometer errores en la aplicación del uso progresivo de la fuerza.

“Para que un policía y militar pueda hacer el uso progresivo de la fuerza debe contar con armamento que le permita ir elevando el nivel de violencia que debe aplicar, pero no se ha visto la compra de elementos disuasivos y, tanto policías como militares solo cuentan con metralletas, fusiles, pistolas, es decir, van directo a usar los niveles elevados de violencia”, explicó el experto.

Según Carrillo, los uniformados tampoco han sido entrenados adecuadamente y no se puede comparar la preparación que un militar recibe para ir a la guerra, con la que necesita para combatir a los delincuentes. (I)

Andrea Salazar

Periodista multimedia especializada en temas políticos, judiciales, económicos y de migración con enfoque nacional.

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