Las altas tarifas de los arriendos y falta de servicios, son los inconvenientes para los jóvenes de otras provincias que vienen a estudiar a la universidad en Cuenca.
“Lo que uno busca es un lugar cómodo… a veces piden 150 dólares de arriendo por un cuarto que ni siquiera es bonito”, comentó Gorky Sosa, estudiante de noveno ciclo de ingeniería industrial, quien viene de la provincia de Esmeraldas.
Sosa es parte de los cientos de jóvenes de otras provincias que llegan a Cuenca para estudiar en la universidad, pero antes buscan un espacio adecuado para vivir, lo que en ocasiones se convierte en una odisea.
En el caso de Gorky Sosa, desde que llegó en el 2020, se ha cambiado de “vivienda” en seis ocasiones.
Entre las razones, están el costo del arriendo y que los cuartos no contaban con características como un baño privado, cocina, un área de estar y conexión a internet, “que creo que es lo principal para un estudiante”, opinó el joven.
“El valor de arriendo de algunos cuartos que están en la zona céntrica de la ciudad o cercanos a las universidades, tiende a ser más costoso y sin comodidades”, mencionó y añadió que consiguió habitaciones económicas en sectores considerados como inseguros, pero con los servicios necesarios.
Actualmente, Sosa vive en el sector de San Roque y paga 100 dólares de arriendo por un cuarto. Más los gastos de alimentación y transporte, gasta unos 250 dólares mensuales, a veces más.
La universidad tiene una Bolsa de Vivienda
Que los estudiantes de otras provincias tengan espacios dignos, seguros, asequibles y accesibles es el objetivo del programa Bolsa de Vivienda de la Universidad de Cuenca, que está vigente desde el 2022, indicó Silvia López, directora del Departamento Bienestar Universitario.
Nathaly Campoverde, trabajadora social de esa área, explicó que el programa tiene dos fases. En la primera se hace una convocatoria, un mes antes del inicio de clases, para quienes deseen ser arrendatarios de un espacio.
El personal de Trabajo Social visita los domicilios para verificar que sean adecuados. Mediante una ficha se registra si disponen de servicios de alimentación, el costo del arrendamiento y la cercanía a los campus. En la segunda fase, se promociona los lugares a través de las redes sociales del Departamento de Bienestar Universitario.
Existen 61 espacios disponibles entre departamentos y habitaciones. Además, desde Bienestar Universitario se hace un seguimiento constante.
José Ricardo Guamán, propietario de una casa para estudiantes, forma parte de los arrendatarios de la Bolsa de Vivienda, desde que inició el proyecto.
Guamán cuenta que su motivación es ofrecer un lugar seguro y cómodo para quienes vienen a continuar con su preparación académica. “Ha sido una experiencia muy enriquecedora porque han venido jóvenes de la costa, sierra y oriente. Hemos compartido con diferentes culturas”, dijo.
Si bien no ha tenido inconvenientes, el propietario aclaró que ha sido gracias a que la casa tiene tres reglas claras: no beber, no fumar y nada de reuniones sociales dentro de la vivienda.
Asimismo, se hace un contrato de arrendamiento con los padres de los muchachos, en cuyas cláusulas se explican las “reglas del juego”.
Las habitaciones de la casa de José Ricardo Guamán tienen baño privado, cocina, conexión a internet mediante fibra óptica y el valor del arriendo incluye el servicio de luz y agua potable.