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COLUMNISTA

¿Ingenuos?

José Chalco Salgado

No seamos ingenuos. Antes de posesionarse el actual Presidente y los asambleístas, anunciaron un pacto -a propósito, que no fue público en su contenido- para lo que llamaban “gobernabilidad”. Porque, entre otras cosas, había que ser pro todo y anti nada. Y de una vez, hacer unas cuantas leyes.

En aquel tiempo se decía por varias personas serias -que ventajosamente aún tiene el país- los riesgos de acordar con quienes han mostrado incumplimientos a la Ley e intereses lesivos para el Estado. Que gustan de la impunidad. Del caos y del conflicto. Un pacto entre los llamados ADN, correístas y socialcristianos, fue el error de inicio. La factura, a la vista.

Hoy la presidencia de la Asamblea, por renuncia a su cargo, nada más y nada menos que para ser candidato presidencial del socialcristiano Kronfle, -que a propósito no aparece ni con el 5% en las encuestas- está en manos del correísmo. La Presidenta es de sus filas bravas. Pregunto. ¿Y seremos ingenuos como para pensar que la sesión del cargo, o el permitirle ascender al cargo desde vicepresidenta a presidenta, es una cuestión de mera legalidad, olvidando que el pacto de inicio le puso en ese lugar como 1era vicepresidenta, así como a otras personas a dirigir la Comisión de Fiscalización?

La Ley no dispone que las bancadas más votadas ocupen los cargos de autoridad en el Parlamento. Que nadie venga con esa triquiñuela. La Ley dice que la dirección de la primera sesión inaugural se integra por los asambleístas nacionales más votados. La sesión inaugural. Hasta ahí. La elección de presidente y vicepresidentes del Legislativo ni es obra del espíritu santo, ni de la bondad, depende de la voluntad de las mayorías y en este caso, del pacto de arranque.

El país ha retrocedido. Indiscutible. El Poder Legislativo no es cualquier cosa. Su rol en la vida institucional es sustancial. Pero, ahora bien, el artículo 18.4 de la Ley del Legislativo habilita la destitución del presidente del Parlamento por incumplimiento de funciones; entonces, si es que hay asambleístas sensatos con el país y pulcros con la historia: que lo evalúen, que hagan seguimiento, que reivindiquen al Estado y que actúen. Norma para hacerlo no les falta, lo que está en prueba es su coherencia y patriotismo. Por cierto, se requiere solo 70 votos. ¡Hay que ser serios! (O)

@jchalco

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