En la actual ola migratoria los habitantes del Austro siguen siendo de los que más emigran.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) presentó un nuevo estudio de estimaciones y proyecciones realizadas a nivel nacional en tres aspectos: migración, nacimientos y esperanza de vida; todas las áreas han tenido modificaciones importantes desde 1950, aunque se observa una tendencia a repetir la ola migratoria que ya se vivió en el 2000.
Cristian Garcés, responsable de las proyecciones presentadas, explicó que actualmente el país enfrenta una ola migratoria similar a la que se vivió en el año 2000, en la que abandonaron el país 67.300 ecuatorianos.
Según los datos del INEC, en 2018 se dio un pico de incremento poblacional, se registró un aumento de 94.700 personas, este fenómeno estuvo marcado por la llegada masiva de ciudadanos de nacionalidad venezolana.
Sin embargo, a partir de este año la población desciende drásticamente, en el 2020 la cantidad de personas que dejaron el país y no retornaron sobrepasan las 60 mil, en el 2021 y 2022 el número se repitió, con tendencia a aumentar el número de migrantes.
Características de la nueva ola migratoria
El experto del INEC explicó que, a diferencia de lo ocurrido en el 2000, la migración actual no es únicamente de ecuatorianos, un gran número de venezolanos, que en un momento se instalaron en el país, lo dejaron por avanzar a otras naciones o por retornar a su patria.
En cuanto a los ecuatorianos, en esta nueva ola migratoria se aprecia que las provincias fronterizas (Carchi, Sucumbíos y Esmeraldas), al igual que el Austro (Cañar y Azuay), presentan tasas netas de migración negativa, es decir, tienen un saldo migratorio negativo, salieron más personas de las que retornaron.
Tanto en la ola migratoria del 2000, como en la actual, la zona del Austro se mantiene como una en la que más habitantes abandonan el país; en los dos casos presenta cifras de entre 20 mil y 10 mil personas que salieron y no volvieron.
Los cambios se produjeron en el resto de las provincias; mientras en el actual proceso existe un aumento de migrantes en la zona fronteriza, en el 2000 la salida de población de esta zona fue mínima, fue incluso una de las más bajas. La razón por la que ahora se van más personas de estas provincias sería el aumento de la violencia.
En el 2000 también salieron del país un gran número de habitantes de Manabí, Loja y Carchi; mientras que actualmente se han unido a la ola migratoria Loja, El Oro y Guayas, estas dos últimas provincias son las actualmente tienen uno de los índices más altos de violencia, son parte de las seis que fueron incluidas en el estado de excepción que rige en este momento por la inseguridad.
Falta de precisión de los datos
Aunque las cifras del INEC son obtenidas del último Censo de Población y de otras fuentes oficiales, como el registro que realiza el Ministerio del Interior, Dayana Tipán, demógrafa del equipo de Proyecciones, acepta que captar el fenómeno migratorio es limitado, pues muchas de las personas que abandonan el país no lo hacen por fronteras regulares.
“Si pudiéramos registrar todas las salidas seguramente veríamos otra realidad, una con una migración más grande de la que hemos apreciado, porque gran parte de quienes migran no lo hacen por vías legales”, afirmó Tipán.
Azuay con alta esperanza de vida y baja fecundidad
En las proyecciones que realizó el INEC también se incluyeron las tasas de natalidad y de esperanza de vida, que en los últimos 70 años tuvieron cambios significativos; a nivel nacional el promedio de hijos por mujer pasó de 6,83 a 1,8; mientras que tiempo promedio de vida pasó de 48 a 85 años, en las mujeres, y de 46 a 79 años, en los hombres.
Entre las cinco provincias con mayor esperanza de vida, en la tercera posición, se encuentra el Azuay, con un promedio de 80,8 años; superada solo por Pichincha y Galápagos.
Dayana Tipán señaló que este fenómeno se produce porque en provincias como el Azuay existe un mayor acceso al servicio de salud, además que el índice de pobreza es menor.
El INEC además analizó la tasa de fecundidad; en esta, en cambio, Azuay ocupa una de las últimas posiciones, con un promedio de 1,9 de hijos por cada mujer, el promedio nacional está en 1,8.
Una sociedad envejecida
A nivel nacional la tasa de fecundidad ha descendido drásticamente, en 1950 las mujeres tenían en promedio 6,83 hijos, esta tendencia se mantuvo hasta 1970, cuando empezó a descender, para la década de los 90 el promedio llegó a 3,12; para el 2022 está en 1,86 y para el 2050 se estima que llegue a 1,70.
También se modificó la edad en la que las mujeres tuvieron su primer hijo, en 1950 el promedio se ubicaba en 24 años, entre el 2010 y el 2022 se evidencia un cambio de cúspide, en el que la edad se elevó a 29 años.
En cuanto a la mortalidad, en 1950 la esperanza de vida de los hombres se ubicaba en 48 años las mujeres y 46 años los hombres; en 2022 esta llega a 81 años y 74 años, respectivamente; mientras que para el 2050 se espera que llegue a 85 años y 79 años.
Aunque por el momento todavía no se puede hablar de envejecimiento de la población, Cristian Garcés, a cargo de las proyecciones en el INEC, afirmó que Ecuador está en este camino.
La proyección establece que entre el 2030 y el 2050 el número de población adulta mayor superará a la población joven, que es lo que se considera una sociedad envejecida, por lo que es necesario que los gobiernos adopten medidas que permitan mejoras para la nueva mayoría.
“Estamos en camino al envejecimiento de la población, los ministerios responsables de implantar políticas y programas deben analizar que habrá consecuencias en la seguridad social y en las estructuras de las ciudades, pues, sabemos que la población adulta mayor necesita accesos, cuidados, especialidades médicas”, recalcó el experto.