Monseñor Luis Cabrera “No es un honor ni un mérito, sino una gracia para servir”

Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil y exarzobispo de Cuenca, es uno de los últimos 21 cardenales elegidos por el papa Francisco.

Este 7 de diciembre del 2024, a las 10:00 (hora de Ecuador), será posesionado como cardenal, en Roma, el actual arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, quien nació en Azogues en 1955.

¿Qué significa para usted convertirse en el sexto cardenal ecuatoriano, tras cuatro años de no tener uno?

No es un honor ni un mérito, sino una gracia para servir, una oportunidad y un gran desafío para seguir anunciando a Jesús y su evangelio, especialmente a las personas más alejadas.

¿Cuál será su nueva función?

Los cardenales son los colaboradores más cercanos del papa Francisco; y, en tal virtud, están llamados a aportar con su visión o parecer en temas que él les consulte. Del mismo modo, son los encargados de elegir al nuevo papa en caso de renuncia o fallecimiento. Finalmente, el papa les puede encomendar una tarea particular, como representarle en alguna actividad pastoral o administrativa.

¿Qué pasará con sus cargos actuales: presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriano y arzobispo de Guayaquil?

Los servicios actuales continúan, tanto en la Arquidiócesis de Guayaquil, como en la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; lógicamente, tendré que distribuir mejor el tiempo para atender las diferentes actividades.

¿Se imaginó que el próximo cardenal ecuatoriano sería usted?

Con toda sinceridad, jamás pensé que el papa Francisco considerara mi nombre para este servicio; por tradición, de los cinco cardenales que ha habido en Ecuador, cuatro han sido de la Arquidiócesis de Quito. La única excepción fue monseñor Bernardino Echeverría, que fue elegido por el papa Juan Pablo II cuando estaba en Ibarra.

¿Qué sintió cuando se enteró?

El anuncio lo recibí con mucha sorpresa y cierto temor; pero, cuando comprendí que no es un honor, ni un mérito, recuperé la paz para servir en este nuevo espacio, aún desconocido para mí.

¿Cómo toma la responsabilidad de elegir el próximo Papa?

Es un momento que implica oración, reflexión y diálogo, de tal manera que sea el Espíritu Santo quien guíe las mentes y los corazones de los cardenales que elegirán y no sus intereses personales o de grupo. Es una gran responsabilidad que, de darse el caso, tendré que asumir con mucha seriedad, serenidad y confianza en el Señor.

¿Ahora puede ser elegido papa, le gustaría serlo?

Lo del gusto o no, no entran en la vocación. El llamado siempre es gratuito, por eso depende de Dios; lógicamente, si alguien es llamado, con toda libertad puede acoger o rechazar. Si lo acepta, por supuesto, está invitado a hacer de su parte todo lo que implica el llamado, con mucha generosidad, gratitud y alegría.

¿Qué hacer con la violencia que prolifera en Ecuador?

Dios espera de nosotros que seamos hombres y mujeres de paz, que practiquemos la justicia, la solidaridad, la honestidad y otros valores. Con frecuencia, echamos la culpa a Dios de nuestros errores, pero, desde mi perspectiva, la violencia se ha instaurado en Ecuador porque nos quedemos en la superficie, en los síntomas, no vamos a la raíz, a sus causas, como la pobreza y la corrupción. 

¿Cómo se debe elegir en las próximas elecciones?

Si queremos ser auténticos ciudadanos, es importante que nos demos tiempo para orar, reflexionar y conocer mejor los planes de los diferentes candidatos; organizar foros y otros espacios para que la comunidad pueda preguntarles sobre las propuestas que tienen para solucionar los grandes temas para vivir de una manera armónica.

¿Cómo califica que el aborto y la eutanasia sean considerados derechos?

Estos temas son muy sensibles y delicados. Me parece que las autoridades, antes de tomar decisiones, están llamadas a una consulta mucho más amplia con todos los sectores de la sociedad y con especialistas. No basta con decisiones jurídicas y políticas, es necesario contar con criterios científicos de la biología, de la psicología y de la ética; porque la vida precede a toda posición política o religiosa.

¿Qué le dejó su permanencia en Cuenca, como su arzobispo?

En mi corazón, llevo muchísimos rostros, llenos de sonrisas, de tristezas, de soledades, de esperanzas; existencias que han marcado mi manera de pensar, de sentir y de actuar. Por eso, lo más importante han sido el don de gentes, su cercanía, su espíritu festivo, su gran capacidad que tienen los ciudadanos para afrontar los problemas y salir adelante.

¿Cómo nació su vocación?

Mi vocación está ligada a muchos acontecimientos. Creo que el primero de todos es el haber vivido en una familia cristiana católica muy convencida y comprometida con la fe. Entre los momentos más significativos de mi niñez, por ejemplo, están el día de mi primera comunión en que experimenté la misericordia desbordante de Dios; y, luego, cuando miré una película de San Francisco, se despertó en mí el deseo de ser misionero e ir anunciando la paz en lugares lejanos y desconocidos.

Andrea Salazar

Periodista multimedia especializada en temas políticos, judiciales, económicos y de migración con enfoque nacional.

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