El rol de la vicepresidencia en Ecuador está claramente establecido en la Constitución de la República, sin embargo más allá de la norma y de lo formal, quien ocupe esta magistratura y al ser parte de un binomio que ha ganado apoyo en las urnas para gobernar, debe ser una persona que comparta la misma visión política y que trabaje por el mismo objetivo que su compañero de fórmula.
El cumplimiento de una misma agenda gubernamental tiene estrecha relación con la lealtad que le debe quien ocupa la vicepresidencia al presidente, de ahí la confianza en la que se traduce los artículos 149 y 150 de la Constitución ecuatoriana. La vicepresidencia está para defender y promover las mismas políticas de gobierno que el presidente, incluso frente a la adversidad que pone en riesgo la gobernabilidad por parte de la oposición.
La lealtad en la política es fundamental porque garantiza la coherencia y la consistencia en la toma de decisiones y en la implementación de políticas públicas. Cuando falta coherencia con la presidencia, la vicepresidencia tiene todo el legítimo derecho de seguir en política, buscando otro espacio, donde sus principios ideológicos si tengan cabida; de lo contrario el rol de la vicepresidenta se ve menoscabado y su rol se pone en duda, en desmedro del interés general del Ecuador, que debería estar por encima del interés personal. (O)