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En las instalaciones del Comando Logístico del Ejército, ubicado en el sur de Quito, se realizaron este 28 de febrero del 2025, frente a decenas de periodistas, pruebas balísticas para determinar si los chalecos antibalas adquiridos por el Ministerio de Defensa tienen la efectividad requerida en estos casos o sí, como se ha conocido en denuncias recientes, no cumplirían con los estándares de protección necesarios.
El evento de prueba de los chalecos estuvo liderado por el ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, quien insistió en la calidad de los implementos adquiridos por el actual Gobierno y rechazó las publicaciones en las que se señala que estos equipos no cumplirían con nivel de protección que requieren los militares, que desde hace un año colaboran con el orden interno del país.
El Ministerio de Defensa contrató a la empresa High-End Defense Solutions (HEDS), para la entrega de chalecos antibalas para uso de los miembros de la Fuerza Terrestre, el contrato se hizo por 34 millones de dólares y, según aseguró Loffredo, fue la oferta más baja, pues la licitación se lanzó por 39 millones de dólares.
Denuncia de irregularidades
En un informe que dos militares elaboraron y que lo enviaron el 13 de enero pasado a Wilmer Proaño, jefe del Comando Logístico Terrestre; se pone en evidencia una serie de irregularidades ocurridas el 10 de enero, durante una prueba de los mencionados chalecos, en la que, según los uniformados, se les habría puesto trabas para realizar las verificaciones que les ordenó el comandante general del Ejército.
“El administrador del contrato, Juan Francisco Martínez Stagg hablaba y gritaba un sin número de incoherencias ofensivas, oponiéndose a que la comisión designada observe las pruebas balísticas que debían efectuarse”, señala el informe.
Según el documento, a los uniformados no se les habría permitido mirar el ejercicio, ni usar las municiones que corresponden al nivel IIA, especificadas en la Norma NIJ (Instituto Nacional de Justicia de Estados Unidos, para probar el nivel de blindaje de este tipo de equipos; debieron abandonar el polígono después de que, por pedido el contratista, el ministro les ordenó irse.
Ayer Loffredo desmintió a quienes elaboraron el informe, los acusó de tener “intereses oscuros”, dijo que no eran parte de la comisión verificadora y anticipó que están siendo investigados internamente, no descartó que se los sancione; además dijo que el documento no es oficial, pues “un papel membretado lo puede conseguir cualquiera”.
Chalecos sometidos a prueba
Este 27 de febrero se hicieron dos pruebas de disparo; la primera con munición 9 mm, se realizaron seis detonaciones y posteriormente el ministro mostró el panel del chaleco y las balas se habían alojado en la segunda de las 20 capas de la fibra Honeywell. La segunda prueba se hizo con la placa colocada y no se evidenció ninguna perforación.
“Estos chalecos les dan ventaja táctica a nuestros soldados contra el enemigo (…) Mafias con intereses políticos y delincuenciales quieren debilitar a nuestras Fuerzas Armadas, quieren quitarle la tracción a este Ministerio de Defensa en los operativos que están realizando en territorio”, señaló Loffredo.
Contratista incumplida
Otro de los detalles que se señalan en el informe militar es que la empresa HEDS está registrada como contratista incumplido en el Sistema Oficial de Contratación Pública y está bloqueada de trabajar con el Estado hasta febrero del 2029.
El ministro de Defensa aceptó que la empresa está registrada como contratista incumplida, pero señaló que, al momento en que se realizó el contrato, el 19 de agosto del 2024, no existía esta novedad.
“Si después fue declarado incumplido, yo no tenía una bola mágica al momento de hacer la contratación”, dijo Loffredo.
Sin embargo, según el informe militar, HEDS tenía esta categoría desde el 12 de marzo de 2024, cinco meses antes de que se firme el contrato con los militares; se la ubicó así por no entregar a tiempo las municiones que le compró la Policía Nacional; Loffredo defendió a la empresa y señaló que esto sucedió porque no se les pagó a tiempo.