Julián Quinde, de nueve años, ha comenzado a dar sus primeros pasos a nivel internacional. El cuencano cumplió su segundo mundial, en el que se disputó días atrás en Guatemala. Junto a su coterránea Analís Tamayo obtuvo la medalla de bronce en la categoría dobles mixtos U-10.
A pesar de su corta edad, Quinde tiene claro sus objetivos y aspira en un momento a ser campeón mundial. Sabe que el camino es largo, pero para ello se entrena dos horas diarias, en las canchas del Complejo Bolivariano. Su planificación es comandada por el deportista azuayo José Daniel Ugalde, quien se ubica sexto en el ranking mundial de la disciplina, en la modalidad singles.
Julián junto a otros cuencanos fueron reconocidos por la Federación Deportiva del Azuay, por los logros alcanzados en suelo guatemalteco. Allí, Quinde, comentó sobre su temporada y las metas que tendrá en el 2023.
«Yo seguí los pasos de mi papá (Diego) que también jugaba racquetball, eso me llamó la atención y me ilusionó. Enseguida tomé la decisión de comenzar mis entrenamientos para mejorar en mi técnica”.
El pequeño racquetbolista comenzó en este deporte hace un año y su crecimiento ha sido significativo, según su estratega.
“Estos logros dan un impulso para que se motiven a seguir entrenando. Estar en un mundial da una experiencia grande y eso evidencia de que la preparación es fundamental. Esta disciplina da la oportunidad de tener una carrera larga”, explica el profesional.
Julián Quinde en sus inicios ya debutó en una cita ecuménica. Sucedió en el 2021 en Guatemala. En aquella temporada terminó en el puesto 12 “era mi primera experiencia. Quedé último, pero aprendí mucho”.
Mientras sostiene su medalla de bronce, Joaquín comenta que aún tiene que mejorar su técnica, pero se motiva por estos logros. El peso de la raqueta para él no es un problema y cada vez su experiencia en cancha se evidencia en los torneos.
Su mayor sueño es llegar a ser primer dentro del mundo, pero también quiere seguir los pasos de su entrenador José Daniel, a quien considera como un ejemplo.
“Él me motiva siempre, me ayuda a que siga aprendiendo. Siempre me da consejos y eso ayuda para seguir creciendo en el racquetball. Yo siempre me divierto en la cancha, pero a la vez estoy atento a cualquier error”, comenta Dávila, quien adelanta que esta medalla mundial la colocará en un lugar especial.