El Laboratorio de Innovación en Optomecánica (Liom), que es un proyecto para desarrollar nuevas tecnologías ópticas y mecánicas que formarán parte de la próxima generación de telescopios, celebrará su primera reunión durante esta semana en Tenerife, en el archipiélago canario español, ha informado el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Este encuentro, en que participan más de treinta especialistas en óptica y fotónica de Europa, Canadá y Estados Unidos, ha comenzado este lunes 13 de febrero de 2023 tiene entre sus objetivos desarrollar tecnología para grandes sistemas ópticos capaces de resolver y medir fuentes débiles a las que no se puede acceder con los grandes telescopios, instrumentos y detectores actuales.
El IAC ha explicado que el lanzamiento del Laboratorio de Innovación en Optomecánica está financiado durante 5 años por el programa marco de investigación e innovación Horizonte Europa de la Unión Europea, y está auspiciado por una Cátedra ERA (European Research Area) que tendrá como titular a Jeffrey Kuhn, profesor de la Universidad de Hawai.
Bajo su liderazgo, este laboratorio seguirá una metodología de trabajo en red basada en la colaboración entre el titular de la cátedra, un equipo especializado, la institución coordinadora del proyecto bajo la dirección de Rafael Rebolo, director del IAC, y una red internacional establecida como un órgano asesor externo.
IACTEC, el espacio de cooperación tecnológica y empresarial del IAC, albergará este laboratorio, con el que está previsto generar varios puestos de trabajo, entre ellos una jefatura de laboratorio, varias plazas de ingeniería e investigación y contratos predoctorales, que se sumarán al personal propio del IAC dedicado al proyecto.
En el largo plazo, el IAC apuesta por consolidar la relevancia tecnológica de este nuevo Laboratorio, consolidando su sostenibilidad mediante la participación en nuevos proyectos que demanden las innovaciones que se generen en los próximos años.
El Laboratorio de Innovación en Optomecánica contribuirá a consolidar colaboraciones entre empresas tecnológicas innovadoras e instituciones académicas, especialmente de Europa, Canadá y EEUU, para crear innovación tecnológica que, en términos generales, respaldará la próxima generación de grandes telescopios ópticos, ha añadido el IAC.
Uno de los proyectos que se beneficiará directamente de las posibles innovaciones que se desarrollarán en este laboratorio es el diseño del telescopio ExoLife Finder (ELF), una nueva infraestructura científica capaz de detectar biomarcadores en exoplanetas y obtener detalles de sus superficies.
Con al menos 50 metros de diámetro, será un telescopio único, y uno de los más ligeros del mundo, dedicado a la obtención de imágenes infrarrojas de alta resolución y contraste.
El IAC señala que, antes de entrar en construcción el equipo tiene que resolver dos grandes retos tecnológicos para conseguir un peso y coste 10 veces menor a lo habitual en este tipo de infraestructura: el desarrollo de espejos ultraligeros y autocorregibles de densidad reducida y el uso de cables tensionados, en lugar de un armazón rígido, para unir la estructura mecánica del telescopio.
Por ello, un prototipo de 3.5 metros, denominado Small-ELF, para el que existe financiación en el IAC y en el Centre for Research in Astrophysics de Lyon (CNRS) y que se instalará en el Observatorio del Teide (Tenerife)con el fin de desarrollar las tecnologías necesarias para garantizar el éxito del proyecto ELF.
“Si demostramos la viabilidad de estas tecnologías y como el Laboratorio de Innovación en Optometría está encargado del diseño de ELF, podríamos llegar a tener un telescopio de 50 metros en el futuro a un costo bastante menor de lo habitual», explica Nicolas Lodieu, investigador del IAC y responsable científico del Small-ELF.
Se espera que las tecnologías ópticas de LIOM den lugar a nuevas patentes y tengan importantes aplicaciones.
Como ejemplos, el IAC pone que los nuevos espejos ultradelgados y livianos creados durante este programa, así como la mejora de las conexiones ópticas, podrían ser clave para los satélites en órbita terrestre que constituirán la futura internet óptica global basada en el espacio.